viernes, 15 de enero de 2010

Ante ustedes... una obra maestra

En el último artículo de este blog sobre los británicos Kasabian, afirmaba que su último trabajo me parecía un gran disco pero muy lejos de alcanzar el status de obra maestra, y que esto último solo está reservado para unos pocos. Pues bien, hoy tenemos a uno de esos grupos que pueden considerarse como "grandes" de la música moderna y que se encuentran entre "esos pocos" privilegiados capaces de crear una obra maestra, estamos hablando de Love y uno de los discos mas importantes de la historia de la música, un disco que cualquier crítico no dudará en colocarlo entre los mejores de la historia, y que a día de hoy, mas de 40 años después de salir a la luz, es capaz de emocionar, sorprender y entusiasmar a partes iguales… estamos hablando de Forever changes.



Love es uno de los grupos más importantes de la década de los 60, y a pesar de esto, uno de los que pasaron más desapercibidos. Formados en la costa oeste de los Estados Unidos por todo un personaje con mayúsculas, Arthur Lee, siempre se les colgó el cartel de perdedores, quizás porque siempre estuvieron a la sombra de otro de los grandes grupos de la Costa Oeste, The Doors. Y eso que personalmente, creo que la banda de Arthur Lee era mucho mas completa y con más talento que The Doors, pero estos tenían al Señor Morrison, todo un icono mediático, un ídolo de masas y posiblemente el mejor frontman de la historia de la música moderna.

Arthur Lee era un genio, y como todos los grandes genios, tenía una personalidad digamos un tanto particular. Nació en Memphis, pero se trasladó de pequeño a California, donde se convirtió en uno de los primeros hippies negros, toda una rareza. A pesar de estar verdaderamente castigado por los alucinógenos típicos del flower-power californiano, tenía un talento descomunal para la música. Para llevar su talento a la máxima expresión supo rodearse de un excelente grupo de músicos, Brian MacLean a la cabeza, y formar una de las primeras bandas multiétnicas, que le permitieron hacer y deshacer para conseguir un sonido único, basado en múltiples influencias como la emergente psicodelia, el folk y el rock de los sesenta principalmente.

Tras el fracaso en cuanto a ventas de su álbum predecesor "Da Capo", otra joya pero de menos quilates, Arthur Lee recopiló un buen puñado de maravillosas canciones para formar esta obra conceptual denominada "Forever Changes". Con la producción del propio Lee y con múltiples cambios en la formación, el disco se graba en 1967, uno de los años mas importantes de la historia de la música, en el que se graba, por ejemplo, el "Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band" de The Beatles o el año del disco de debut de The Doors. Un año en el que, siempre entre comillas, es "normal" que pasase desapercibido por parte del público y de la prensa, demasiado ocupados con los grandes grupos de la época.

Pero cuando verdaderamente "Forever Changes" ha encontrado su dimensión de obra maestra ha sido con el paso del tiempo. Un trabajo que se ha convertido en imprescindible en cualquier colección de música, repleto de auténticos himnos atemporales, excelentemente producido y arreglado de la primera a la última canción, con una orquestación muy atrevida para la época, introduciendo en algunas de las canciones violines, violonchelos, trompetas y otros instrumentos que hasta ese momento solo se habían atrevido a utilizar en sus discos grupos como The Beatles o The Beach Boys. Eso sin dejar atrás el sonido del rock de los 60, de las guitarras de Jimmy Hendrix o del folk mas limpio de The Byrds. En definitiva… un disco perfecto, tan perfecto, que hasta su portada es una auténtica delicia.

Y que mejor manera de empezar un disco perfecto que con una canción perfecta, "Alone again or", compuesta por Brian MacLean, posiblemente sea la canción más famosa de Love, y sin ninguna duda una de las mejores canciones de los 60. Una balada preciosa, con una letra triste que habla de soledad, que empieza siendo acústica y que se va trasformando en una pieza orquestal maravillosa, destacando sobre todo los coros y el solo de trompeta, algo que hasta ese momento nadie se había atrevido a hacer. Con todos los meritos y honores, una canción que ha pasado a la historia de la música… poco más se puede decir.



Pienso repetir la palabra joya muchas veces, pero es que el disco y las canciones que lo componen lo merecen, como por ejemplo "A house is not a motel", la canción en la que podemos ver al Arthur Lee mas rockero del disco, con un sonido de batería espectacular y con un papel fundamental para la guitarra eléctrica, al mas puro estilo Hendrix, sobre todo en ese extraordinario duelo guitarrero con el que acaba la canción, lo dicho, una auténtica joya.

"Andmoreagain" es otra pieza tranquila, otra balada muy al estilo del "Alone again or" que abre el disco, acústica y con unos excelentes arreglos orquestales, una de las canciones del disco en las que más transmite la voz de Arthur Lee. El bajo es uno de los principales protagonistas de "The daily planet" con un ritmo machacón y con mucha mayor presencia que en temas anteriores, acompañado por la omnipresente guitarra acústica. Es en este tema donde aparecen los primeros trazos de psicodelia.

Brian MacLean firma otra excelente canción con "Old man", una deliciosa balada que tiene la particularidad de ser la única canción de todo el disco que interpreta el propio MacLean, y no Arthur Lee, resolviendo la canción de una manera excelente.

"The red telephone" repite la formula mágica del disco, guitarra acústica y arreglos orquestales, que no por repetida deja de ser sorprendente, esta vez le toca el turno a los violines y violonchelos, con una letra oscura, muy oscura, casi negra, en la que Lee habla de que preferiría estar muerto y un final hipnótico con ese "freedom, freedom" que te atrapa. Otra excelente canción.

La siguiente canción es una de las canciones con el titulo mas largo de la historia de la música, "Maybe the people would be the times or between Clark and Hilldale", y una de mis preferidas del disco, maravillosa de principio a fin, con la guitarra acústica y la trompeta acompañando a Lee durante toda la canción, especialmente en ese "quejido" eterno que deja a Lee prácticamente sin respiración y que la replica de la trompeta lo convierte en uno de los mejores momentos de todo el disco.

El principio de "Live and let live" engaña, empieza mucho mas lenta de lo que luego llega a convertirse, en una de las piezas mas rockeras de este "Forever changes", gracias sobre todo a otro poderosísimo e interminable solo de guitarra, esta vez eléctrica, de John Echols y un final contundente.

"The Good Humor Man He Sees Everything Like This" es un tema tranquilo, con varias partes orquestadas con cierto toque infantil, nostálgico, como si Lee hiciese un guiño a los recuerdos de su infancia. Pero lo verdaderamente destacable de esta canción es su final, actualmente con cds y mp3 sorprende menos, pero en vinilo, el efecto provocado es curiosísimo ya que un desajuste en la orquestación da la sensación de que el disco se ha rayado.

Posiblemente el tema mas folk del disco sea "Bummer in the summer" un tema que habla de desamores veraniegos, que nos recuerda a Dylan y que suena típicamente americano, una vez mas con esa extraordinaria guitarra acústica de fondo.

Y un disco perfecto tiene que acabar con un tema perfecto, la enésima joya de "Forever changes", se trata de "You set the scene", un tema extraordinario que realmente podíamos decir que son dos temas distintos unidos por un bridge instrumental. Un tema en el que destaca la presencia del violonchelo, la perfecta ejecución de Hal Blaine a la batería, el bajo y la trompeta y que remata en un apoteósico final al más puro estilo sinfonía de Beethoven. Un lujazo de canción que invita a volver a escuchar el disco una y otra vez y que cierra ese circulo perfecto llamado "Forever changes" compuesto por 11 temas extraordinarios.

Yo soy un ferviente admirador de la música de los 60, algunos de mis discos preferidos de esa época si puede ser que puedan sonar a "antiguo", aunque personalmente creo que ese es su principal encanto, pero en el caso del disco de Love, es un disco antiguo que no suena a antiguo, al contrario, los 40 años de vida son prácticamente imposibles de percibir, son canciones que nunca pasarán de moda y que perdurarán por siempre. Un disco maravillosamente producido, interpretado, sentido y escuchado. Un disco que sin duda está entre los mejores discos de la historia, este sí, con este no hay dudas, "Forever changes" son palabras mayores, señoras y señores… ante ustedes una obra maestra.

sábado, 2 de enero de 2010

Kasabian por fin suena a Kasabian

Lamentablemente para los que nos gusta la música procedente de las islas británicas, el talento o la calidad de los grupos ingleses en los últimos años es, a mi gusto, bastante mediocre. Salvo algunas, y conocidas por todos, excepciones, parece que nadie da con la formula para hacer, ya no solo buena música, sino algo distinto. Las ideas se han acabado, todo lo que nos llega no deja de ser más de lo mismo, cada día es más complicado que algún grupo tenga la capacidad de sorprendernos.

Kasabian, no son los Beatles, ni los Rolling, por supuesto que no, tampoco van a cambiar la historia de la música, pero si son una de las bandas mas notables del mal llamado “britpop” actual. Los muy puñeteros, tienen la frescura suficiente como para provocarnos cierta “sorpresa” cada vez que escuchamos alguno de sus trabajos. Exactamente esto, sorprenderme, es lo que me ha ocurrido con su último disco, “West Ryder Pauper Lunatic Asylum”, publicado el pasado mes de Julio.



Para los que no conozcáis a Kasabian, este es su tercer trabajo, el primero titulado “Kasabian” fue publicado en 2004 y a día de hoy es considerado uno de los mejores discos de la década por la crítica especializada. Singles como “Club Foot”, “L.S.F.”, “Processed Beats”, “Reason is Treason” o “Cut off” ocuparon los primeros puestos en las listas de éxitos, además, el hecho de acompañar a Oasis en su gira por Europa les proporcionó gran notoriedad entre el público, que confirmaron 2 años mas tarde con su segundo trabajo “Empire”. Las constantes comparaciones de la banda con los grupos creadores del sonido “Madchester”, como Stone Roses o Happy Mondays, o con bandas importantes de los 90 como Primal Scream u Oasis han hecho que cada trabajo de Kasabian sea esperado con impaciencia por crítica y fans.

Antes de que el disco saliese a la luz se podía prever un ligero cambio en el sonido de Kasabian, varias razones apuntalaban esta teoría, la primera, y de mayor peso, es que la dupla compositora de los dos primeros discos formada por Chris Karloff y Sergio Pizzorno se rompió tras la publicación del segundo disco con la marcha de Karloff del grupo, la segunda de las razones, es que el hombre elegido para la producción del disco fue Dan The Automator productor de reconocido prestigio en el mundo del rap y hip-hop responsable, entre otros, de los discos de Gorillaz. Con estos ingredientes se podía esperar que el sonido evolucionase hacía los ritmos bailables, música electrónica, disco-funk, etc. pero sin perder las raíces del grupo: sonido Madchester, psicodelia, potentes riffs de guitarra, en definitiva, sin perder el sonido de sus dos primeros trabajos.

Con “West Ryder Pauper Lunatic Asylum”, Kasabian logra solventar, lo que para mi, era su mayor problema, y es que en sus dos primeros discos la calidad de los singles, con respecto al resto de canciones que componían el disco, era bastante evidente, sobre todo en el segundo disco, demasiadas canciones de relleno, demasiada morralla, que provocaban que el disco no fuese del todo redondo. En su nuevo trabajo, y pese a que sigue habiendo canciones no tan buenas, logran que el disco sea muy compacto, que se pueda escuchar de principio a fin sin tener que preguntarse porque han incluido alguna que otra canción. Como bien dijo su guitarrista y compositor, Sergio Pizzorno, el disco se puede considerar como la banda sonora de una película imaginaria.

Una película que comienza de la mejor manera posible, con “Underdog”, segundo single del disco y una de las mejores canciones del mismo. Con un comienzo hipnótico y un potentísimo riff de guitarra, podemos notar ya desde el primer corte la mano de su productor. Sonido muy de los 70, psicodélico, adornado por la potente y característica voz de Tom Meighan, que incluso parece que hiphopea, todos estos ingredientes redondean un corte excepcional que abre el disco de una manera brillantísima.

Segunda canción y de nuevo otro de los mejores temas de este álbum, esta vez le toca el turno a la discotequera “Where did all the love go?”, canción con un ritmo muy intenso, con toques de música electrónica y algún que otro ramalazo oriental, que la convierten en un temazo muy bailable.

El tercero de los temas es “Swarfiga”, canción instrumental con aires psicodélicos y con un ritmo machacón y repetitivo que sirve de puente para mi preferida del disco “Fast Fuse”. Un temazo con mayúsculas, con un sonido de guitarra increíble, con un ritmo súper acelerado al mas puro estilo del garaje americano de los 60, de grupos como The Seeds o The Standells, una canción perfecta para pertenecer a la banda sonora de cualquiera de las películas de Tarantino. Solo un calificativo, genial.

“Take Aim” es un tema mas tranquilo, que viene bien después del subidón provocado por “Fast Fuse”, una vez mas la psicodelia está presente en esta canción, esta vez mezclada con algo de folk. La canción comienza con una sección de cuerda y viento que le proporcionan cierto intimismo a pesar de ser una canción muy bailable. Este corte es el primero de Kasabian en el que la voz solista es Sergio Pizzorno, con un resultado mas que aparente.

La canción “Thick and Thieves” es un reconocible homenaje a los hermanos Davies y a sus Kinks, una mezcla de pop y folk que es de lo menos relevante del disco. La pretenciosa “West Ryder Silver Bullets” es una de las dos canciones de este trabajo que parecen sacadas de un western, un western psicodélico, curiosa mezcla, es un tema totalmente americano que empieza con la voz de la actriz Rosario Dawson, tampoco es de lo mas destacable del LP, aun así es una buena canción.

El primero de los singles fue “Vlad The Impaler”, a pesar de no ser la mejor canción del álbum, es una excelente canción. Tiene un ritmo que engancha, un riff de guitarra distorsionada poderoso y un estribillo repetitivo con ese “Get loose, get loose” que acaba metiéndose en la cabeza. Este es otro de los temas en los que se nota más la labor de Dan The Automator. El título y el video de esta canción son acertadísimos, porque es cierto que la canción, sobre todo su principio, suena a película de terror de serie B, a aquellas películas de los 70 de Jess Franco y Paul Naschy. Un sonido muy conseguido.

“Ladies and Gentlemen, roll the dice” es una de las dos, podríamos decir, baladas del disco, es posiblemente la canción que suena mas sesentera. El sonido característico de la guitarra, los coros y el órgano son elementos comunes en grupos como Herman´s Hermits o incluso los primeros Rolling. Personalmente creo que Kasabian no son un grupo de baladas y aunque en todos sus trabajos anteriores proponen un par de ellas, creo que se manejan mucho mejor y con mejor resultado en otro tipo de canciones.

Psicodelia beatleiana para la siguiente canción, “Secret Alpahabets”, un tema en medio tiempo con unas conseguidas armonías vocales, al mas puro estilo del “Revolver” de los 4 de Liverpool y un final mas que decente con una sección de cuerda, a pesar de esto, la canción está un poquito por debajo del resto del disco.

Tenemos que irnos hasta el penúltimo corte del álbum para encontrar otra de las joyitas que nos esconde este “West Ryder Pauper Lunatic Asylum”. Se trata de “Fire”, el segundo de los temas que suenan a western. Un tema que empieza sonando a blues que nos recuerda a The Doors, pero que rompe en un estribillo discotequero, con coros muy setenteros al mas puro estilo de Boney-M, si, si, de Boney-M. Un tema excepcional, magníficamente resuelto por los de Leicester, que sin duda está entre sus mejores canciones.



El disco se cierra con una balada, “Happiness”, la segunda canción interpretada por Pizzorno, con un ligero tufillo a Primal Scream. Un final de disco con cierta elegancia, la que le proporcionan la guitarra acústica y el piano y que remata con un coro femenino de gospel, quizás demasiado presuntuoso. Definitivamente pierden fuerza y calidad cuando se meten en temas lentos.

Un excelente trabajo, con una producción muy cuidada, posiblemente su mejor álbum, no llega a ser una obra maestra, eso es algo muy complicado, pero nos proporciona las suficientes razones como para confiar en sus próximos trabajos, y sobre todo consigue eliminar de un plumazo la etiqueta de Kasabian como aquel grupo que se parece a Oasis, a Primal Scream o a otros grupos. A partir de “West Ryder Pauper Lunatic Asylum”, Kasabian suena a Kasabian y eso es un paso muy importante, ah y por cierto… suena estupendamente.