martes, 13 de abril de 2010

Se ruega no molestar... Genios tabajando

El 2010 es un año cargadito de novedades musicales, son muchos los grupos que han elegido el presente año para presentar sus nuevos trabajos. Entre todos ellos había dos lanzamientos que esperaba y espero con más ganas que el resto, uno de ellos, el nuevo disco de Coldplay, que apuntan a que saldrá a finales de año, por lo que Chris Martin y sus chicos se harán un poquito de rogar, pero el otro ha salido antes de lo previsto, y no me refiero a que la fecha de su lanzamiento se haya adelantado, puesto que Sony la había fijado para el 13 de Abril, sino a que alguien filtró por la red el nuevo y esperadísimo trabajo de los neoyorkinos MGMT que nos han vuelto a sorprender con "Congratulations".



Después de que estos chicos de Brooklyn arrasasen en 2008, tanto en crítica como en ventas, con su "Oracullar Spectacular", para mi uno de los mejores discos de los últimos años, el nuevo trabajo de estos dos genios se hacía esperar con inquietud. En su primer trabajo dejaron claro que están fuera de toda corriente musical, o al menos es lo que pretenden, hacen lo que les da la gana, como les da la gana y cuando les da la gana y parece que no lo hacen nada mal, sino ¿cómo explicar que dos chavales de 20 años con apenas 10 canciones compuestas, un único disco, y un estilo de música poco convencional, firmen por una multinacional como Sony?

¿Las razones?, muy claras, en el Oracular Spectacular hay autenticas maravillas, canciones excelsas, joyas, obras de arte tales como "Weekend Wars" o "Time to pretend" y pelotazos comerciales como "Electric Feel" o "Kids" que han sonado hasta la saciedad en las pistas de medio mundo, por lo que Sony no dudo en convertirlos en millonarios de la noche a la mañana. El hipnótico sonido de las cajas registradoras impidió a la multinacional japonesa darse cuenta de que fichar a dos personajes como Ben Goldwasser y Andrew VanWyngarden más que un acierto, que lo es, algunas veces puede convertirse en un terrible dolor de cabeza.

Dos años después de su primer trabajo, comenzaron a preparar su segundo álbum de estudio y aquí empezaron los nervios de la compañía. Ben y Andrew estaban dispuestos a ir todavía más allá, y si en Oracullar Spectacular habían hecho lo que les había dado la gana, en este Congratulations iban a hacerlo mucho mas, eso sí, esta vez había notables diferencias, y es que tras escuchar el disco una y otra vez, los gurús de Sony se dieron cuenta de que en este disco no había ningún "Kids", ni ningún "Time to pretend", y las compañías muchas veces no entienden de talento… solo entienden de ventas.

Y es que "Congatulations" no tiene un sencillo claro, ni una canción que pueda funcionar bien en las listas de éxitos, pero es talento puro y duro. Es la confirmación de que MGMT son buenos, muy buenos, y que su anterior disco no era un bluff, son un grupo asentado, que enganchará a nuevos seguidores aunque a los quinceañeros de flequillo largo y vaqueros de colores no les haga mucha gracia no encontrar ningún "Kids" con el que puedan bailar el sábado en la disco, y pasarán por alto las influencias de Brian Wilson y los Beach Boys, los coros a lo Rocky Horror o el maravilloso sonido del órgano hammond… como diría José Mota "las gallinas que entran por las que van saliendo".

Para la parte técnica del disco han contado con la ayuda de Peter Kember, músico británico miembro de Spacemen 3, uno de los grupos más relevantes de la psicodelia ochentera, aunque han sido ellos mismos los que han llevado el peso de la producción. Congratulations es un disco excelentemente producido, sorprendentemente producido diría yo, con miles de matices sesenteros, setenteros, poperos, discotequeros, barrocos, psicodélicos, electrónicos… un amplísimo abanico de estilos que hacen que sea una delicia sentarse a escucharlo de la primera a la última canción. Eso sí, es un disco de varias escuchas, son tantos los matices y detalles que en una primera pasada no se puede apreciar la calidad del mismo.

Solo hace falta escuchar la primera canción del disco, "It’s working", para darse cuenta de que aquí algo ha cambiado, incluso ellos mismos tienen dudas de si este cambio de registro funcionará "how will I know if it’s working?" pues claro que funciona!! Un corte redondo que empieza sonando a post-punk británico y acaba recordando al Odessey&Oracle de The Zombies, alguien que se atreva a hacer eso tiene que rebosar talento por los cuatro costados.

Siguen sorprendiéndonos con el segundo de los cortes del disco, "Song For Dan Treacy", esta vez le toca el turno a sonidos más setenteros, sonidos reconocibles que nos recuerdan a la Velvet Underground o a Ray Davies y sus Kinks de principios de los 70. Aparecen los primeros ramalazos de psicodelia, sobre todo con el maravilloso sonido del órgano, excelentes también la batería y el bajo que consiguen una excelente base para el que posiblemente es el corte más rítmico y pegadizo de todo el disco.

Un pequeño descanso con "Someone’s missing", pequeño por la duración del corte, solo 2:30 y descanso porque es un tema mucho más lento que los que abren el disco. La voz de VanWyngarden nos sumerge en un universo cargado de psicodelia, muy al estilo del White Rabbit de Jefferson Airplane, pero en falsete y no con la voz grave de Grace Slick, para un tema que va in crescendo hasta acabar con un final puro funky, excepcional, y que no pega nada con el principio de la canción. Genios.

El primero de los no-singles que tiene Congratulations es "Flash Delirium", pese a ser la primera canción del disco que salió a la luz y tener video oficial, no sigue el patrón del típico single. Una canción sin estribillo, que va subiendo a medida que avanza la canción, con un principio en el que parece que es el mismísimo David Bowie el que canta, acompañado al órgano por OMD, maravilloso. Infinitos cambios de ritmos, coros sacados del Rocky Horror Picture Show y melodías al más puro estilo del Pet Sounds de los Beach Boys redondean una canción excelente y que solo unos pocos elegidos se pueden atrever a componer.



"I Found a Whistle" es la canción más melódica del disco, es una canción que tiene que sonar estupendamente solo con la guitarra acústica, aunque en la versión del disco han decidido darle un aire mucho mas psicodélico con ese sonido maravilloso del órgano y esa especie de zumbido que acompaña a la canción desde el principio. Como casi todo el disco, genial.

La canción donde realmente nos podemos hacer una idea del talento de MGMT es en la larguísima y épica "Siberian Breaks", 12 deliciosos minutos de canción, aunque realmente podemos decir que son 4 o 5 canciones totalmente distintas unidas, hasta tal punto que varias veces parece que empieza una canción nueva. Es la canción donde mejor se aprecian las influencias de la música de los 60, una oda a los años y el sonido de la era de la paz y del amor, al flower power, con maravillosas armonías vocales y un final cargado de psicodelia. Genial en todas sus partes, sobre todo en la primera, sonido california cien por cien puro The Association, y en ese final, menos sesentero pero sensacional, de rock progresivo.

"Brian Eno" es la canción con mas pinta de single de todo el disco. Es un claro homenaje a uno de los gurús de la música de los últimos 30 años, el productor Brian Eno. Es otra de las piezas más rítmicas del disco, esta si tiene una estructura clara de single con un estribillo bien definido. Ritmo machacón mezcla de Krautrock y Surf, un genial riff de guitarra entre estrofas, unos coros desenfadados y una parte central a ritmo de swing son las cosas más destacables de este gran tema. De la letra…mejor no hablar.

La única pieza instrumental de este Congratulations es "Lady Dada’s Nightmare", personalmente es la que menos me gusta del disco. Tiene un titulo sospechoso, y ese Lady Dada tiene toda la pinta de tener algo que ver con la señorita que canta, o al menos lo intenta, el "Poker Face". En algunos momentos, sobre todo al principio de la canción, me suena a banda sonora de película de Antena 3 a las 4 de la tarde, con una especie de aullidos de gato y un final que aunque arregla un poco el resto de la canción, no consiguen que termine de gustarme, resumiendo, me parece prescindible.

El disco se cierra con la canción que le da título, "Congratulations". Otra canción lenta, melosa, de nuevo con la guitarra acústica como protagonista y el sonido de la pandereta. Una canción que recuerda, y mucho, a "The Handshake" de su primer disco y que finaliza con unos aplausos, los mismos que les hubiera dado yo si los hubiese tenido delante, porque este Congratulations es para aplaudir.

Si me hubieseis visto la cara la primera vez que escuché el disco, o la que tengo ahora según escribo este artículo, os daríais cuenta de que me gustan y mucho. Creo que aúnan todo lo necesario para convertirse en un grupo de culto, canciones muy cuidadas y con influencias de los grandes de la música, de cualquier década pero grandes. MGMT tienen claro lo que quieren hacer, y creo que van a seguir haciéndolo en sus próximos trabajos. Actualmente son los alumnos más aventajados de la música indie, si es que se puede ser indie y pertenecer a Sony, y a diferencia de otros "genios", como los sobrevaloradísimos Animal Collective, su música es mucho más tangible y cercana. Estoy seguro que va a ser uno de los discos del año, mas para la crítica especializada que para las listas de éxitos, a mí ya me ha ganado, por eso solo tengo una palabra que decir a estos dos genios… Congratulations.

lunes, 5 de abril de 2010

El tiempo pone a cada uno en su lugar...

Que "Los viejos rockeros nunca mueren" es una frase que gente con una longevísima actividad musical como los Rolling Stones, Bruce Springsteen, Neil Young o muchos otros sesentones, que todavía siguen dándolo todo por esos escenarios del mundo, nos han demostrado que es absolutamente cierta. Pero no solo son los viejos rockeros los únicos que no mueren, "Los viejos britpoperos" tampoco. Es el caso de los cincuentones Ocean Colour Scene que 20 años después de su formación siguen sacando discos de gran calidad como el que nos ocupa hoy, el recién publicado Saturday.



La banda de Simon Fowler y Steve Craddock se formó en Birmingham en 1990, aunque no fue hasta 1992 cuando publicaron su primer disco y hasta 1995 cuando adquirieron fama internacional, cuando su disco Moseley Shoals alcanzó el número dos en las listas de álbumes más vendidos del Reino Unido. Fama que se vio consolidada un año más tarde con su tercer disco, Marchin’ Already, hasta hoy el único disco del grupo que ha conseguido alcanzar la primera posición de las listas británicas, coincidiendo con el punto más álgido del Britpop en Europa.

Ocean Colour Scene, OCS como se les conoce normalmente, vivieron esa explosión, a pesar de una cierta notoriedad tanto en críticas como en ventas, siempre en un segundo plano, a la sombra de los dos grandes grupos que capitalizaron la corriente Britpop de la década de los 90, Oasis y Blur. Musicalmente no tenían nada que envidiar a ninguno de los dos, pero mediáticamente no tenían nada que ver, vendía mucho más las rivalidad de Albarn y los Gallagher, que cuatro chicos de Birmingham que no se metían con nadie, por lo que siempre fueron tratados con cierta dejadez, cierto desdén, circunstancia que lejos de afectarles les espoleó para sacar todo el partido posible a ese papel de segundones. La prueba más evidente es que siguen en el panorama musical, con más o menos éxito, cuando la mayor parte de aquellos grupos pertenecientes al Britpop desaparecieron.

Si algo distinguía a OCS del resto de grupos de su época era el gusto por la música americana, el soul, el rythm and blues y la música negra en general. Con cada uno de sus discos fueron capaces de evolucionar del típico sonido Madchester, tan habitual a principios de los 90, hasta un sonido mucho más personal, mucho más intimo, lejos de encasillamientos o etiquetas, tan habituales entre sus coetáneos, un sonido ligeramente descarriado de la música que se hacía en las islas en aquel momento, eso sí, sin renunciar a sus influencias, los principales grupos de la british invasión y el pop de los 60, The Who, The Kinks, Small Faces o los propios Beatles, pero con ramalazos de otros artistas menos "poperos" como Steve Winwood y la Spencer Davis Group o Paul Weller y The Jam.

Supongo que a estas alturas de la película, con más de 20 años de carrera y 9 discos de estudio a sus espaldas, OCS no pretende con su último trabajo convertirse en un fenómeno fan ni alcanzar las primeras posiciones en las listas de ventas, aun así este Saturday es un excelente trabajo, de lo más destacable de su carrera, lejos de los discos de la segunda mitad de los 90, pero posiblemente lo mejor que han hecho en los últimos años. Y es que aunque resulte paradójico no es tan difícil hacer un buen disco, sobre todo cuando se es buen músico y se tiene talento suficiente, y esto último les sobra a los chicos de OCS.

Para la producción de este Saturday han contado con uno de los productores más de moda en el panorama musical, Gavin Monaghan, responsable entre otros del sonido de dos de los grupos del momento, Editors y los americanos Kings of Leon, estos últimos, auténticos triunfadores de la pasada edición de los premios Grammy, donde se llevaron el máximo galardón. Este "Saturday" es sin lugar a dudas un disco excelentemente producido y que pese a llevar un ligero barniz de modernidad y de experimentar un pequeño cambio, debido sobre todo a su productor, mantiene el sonido característico y genuino de los de Birmingham de anteriores trabajos.

El disco comienza prácticamente a ritmo de pasodoble, con "100 Floors of Perception", pero tranquilos que son solo los primeros compases, pronto empiezan a aparecer sonidos reconocibles, un guiño a una de sus mejores canciones "Hundred Mile High City" y el sonido hipnótico del órgano que nos recuerda, y de qué manera, al "Baba O’Riley" de The Who. En definitiva, la mejor tarjeta de presentación para abrir este disco y toda una declaración de intenciones de lo que nos vamos a encontrar en el resto de cortes.

"Mrs Mayle" es otro trallazo, con dos partes bien definidas, una primera parte mucho mas soulera, con el empaque y la importancia que le proporcionan el sonido del piano y de las guitarras distorsionadas de Steve Craddock, y otra parte mucho más pop, mas folk incluso, muy al estilo de The Beatles en Rubber Soul o Revolver, un medio tiempo tranquilo y sosegado en el que destacan como siempre el sonido de las guitarras, esta vez acústicas, y una especie de bandurria o mandolina.

El tercer corte es el que da título al disco, "Saturday", una buena canción en la que sobresale la sección de viento-metal, que apoya al estribillo, y el piano, demostrando una vez mas que se mueven como pez en el agua entre melodías soul o rythm & blues. A mí personalmente no me termina de convencer el coro de fondo, demasiado ñoño, aun así no molesta en exceso. Una buena canción, sin más, pero lejos de las dos primeras que abren el disco.

Son varias las canciones de este "Saturday" que repiten la formula que tan bien les funciono en sus discos anteriores, "Just a Little bit of Love", "Harry Kidnap", "The Word" o "Fell in love on the street again" son todas canciones que podían aparecer en cualquiera de los discos de sus primeros años. Cada una con sus particularidades pero todas ellas son medios tiempos con ese aire intimista y melancólico tan característico, con arreglos orquestales, en casi todas ellas destacan los violines, y sobre todo, hechas a medida para la voz de Simon Fowler, que en este tipo de temas se maneja a la perfección y demuestra sus excelentes cualidades vocales. ¿Para qué cambiar algo que lleva 20 años funcionando?

Guiño a una de sus mayores influencias, Paul Weller y The Jam, en el tema "Old Pair of Jeans", una de mis preferidas del disco, uno de los temas más potentes de este trabajo, sonido de big band, soul elegante salpicado con rythm & blues, donde no faltan la sección de viento-metal, el piano y el coro femenino que está vez no sobra. Una vuelta de tuerca a su sonido, porque a pesar de ser un tema con tintes soul, no se parece a nada de lo que habían hecho anteriormente… y suena estupendamente.

La melodía de "Sing children sing" es reconocible 100%, suena a Ocean Colour Scene, a discos anteriores, pero esa "especie" de coro góspel la hace distinta, es una prueba más de lo que es este disco, sus sonidos y melodías de siempre pero adaptadas y modernizadas.

El primero de los singles, y otra de las grandes canciones de este Saturday es "Magic Carpet Days", quizás la canción con mas influencias del pop sesentero, perfecto el contrapunto del coro dulce del principio y el riff de mandolina, con el sonido mucho más rudo de las guitarras eléctricas en el estribillo. Un estribillo que se clava y que consigue que estés un buen rato tarareando. Otra de las canciones que nos demuestran que siguen estando en plena forma.



"Village Life" sigue la misma línea de esos temas en medios tiempos con cierto aire nostálgico, pero quizás esta es mucho mas folk que las anteriores, no tiene arreglos orquestales, y la guitarra acústica, la mandolina, tan utilizada en este Saturday, y un lejano sonido de acordeón llevan todo el peso de la canción. Los coros y la potente voz de Simon Fowler hacen el resto.

Pero no todo iban a ser buenas palabras y halagos para este Saturday, "Postal" sobra. No solo sobra, es que no llego a entender como han sido capaces de grabarla. Utilizando un poco la lógica puedo llegar a pensar que su productor tiene mucho que ver en ello, pero supongo que les habrá servido de experiencia para saber en qué tipo de canciones se encuentran desubicados. No digo que sea una mala canción, simplemente creo que no es el tipo de canción que ellos quieren interpretar. No pasa nada, es perdonable, una mala noche la tiene cualquiera.

"What’s mine is yours" es un curioso homenaje a otra de sus mayores influencias, The Beatles, en este caso al sonido de la última época de los de Liverpool, con un principio parecido al Honey Pie del álbum blanco, con el sonido del clarinete y del piano muy años 20, con la voz principal distorsionada como salida de un gramófono, y con una parte central interpretada a dos voces y unos coros que nos recuerdan a muchas de las canciones del propio álbum blanco o del Magical Mistery Tour.

El disco se cierra con "Rockfield", canción homenaje a los estudios de grabación donde se ha realizado el disco. El tema tiene ciertos toques orientales con el sonido de fondo de un shitar, instrumento hindú muy utilizado en la segunda mitad de los 60 por los Beatles, una muestra más de su influencia en el sonido de la banda, y que cierra el disco de una manera bastante digna.

Una de las muchas cosas buenas que tienen OCS es que en cada uno de sus trabajos se percibe que disfrutan con esto, y este Saturday es una prueba fehaciente de ello. Lejos de acomodarse han buscado nuevos sonidos sin renunciar a los que les hicieron famosos, sin renunciar a sus señas de identidad, pero siendo conscientes de que la evolución en el sonido de una banda es lo que la hace mantenerse viva. Quizás no fueron el grupo más representativo del britpop, pero si crecieron como banda en aquella época, veinte años después un nuevo y excelente trabajo sirve para demostrarnos que el britpop no estaba muerto… simplemente estaba descansando.