martes, 19 de abril de 2011

Que nadie diga luego que no han avisado...

Creo que el artículo de este mes es el que más he dudado a la hora de escribir desde que tengo este blog, y puedo asegurar que no ha sido por falta de ideas, sino porque me ha costado decidirme entre todas las opciones que se presentaban, y es que entre el nuevo y controvertido disco de The Strokes, el excepcional Diamantes de El Columpio Asesino, el concierto de Second en Joy Eslava o el viaje lesbiano a Londres para ver el fin de gira de Love of Lesbian, había temas como para escribir hasta el mes de Junio. Al final me he decidido por escribir por uno de los grupos que mas me divierten, que son los suecos The Sounds, coincidiendo con la publicación de su cuarto disco Something to Die for.


Hace tiempo que me solidaricé con el grandísimo Alfredo Landa cuando en aquellas películas de los 60 y 70 se quedaba atontado viendo las interminables piernas y las melenas rubias de las suecas que llegaban en hordas a las costas españolas, y es que a mí me pasó lo mismo con Maja Ivarsson, si, ya sé que soy un viejo verde, pero es lo que hay, y es que a pesar de haber oído bastantes veces “Living in America”, el primero de sus discos, mi atención se multiplicó por mil cuando vi el videoclip de Painted by Numbers, donde las kilométricas piernas de esta buena chica eclipsaban al resto de sus compañeros, y encima… era un pelotazo de canción.

Unos cuantos años después de ese videoclip lanzan el cuarto de sus discos de estudio, de título Something to Die For, de primeras sorprende que solo se hayan tomado 2 años de descanso tras Crossing the Rubiccon, su anterior trabajo, teniendo en cuenta que con los discos anteriores los descansos fueron de casi 4 años, pero parece que los suecos tenían muchas ganas de presentar sus nuevas canciones, puede que incluso tuviesen cierta ansiedad por mostrar, a sus cada vez más numerosos fans, que vuelven con la misma fuerza y el mismo sonido de siempre, pero con una capa de barniz en forma de sintetizadores y electrónica que recubren a las guitarras y batería tan características de los anteriores trabajos de The Sounds.

A pesar de esta transición del rock alternativo de sus inicios al synth pop noventero de este último trabajo, los suecos siguen siendo los mismos. Maja Ivarsson es el pedestal en el que se sostiene el grupo, ella es la líder y le gusta asumir ese rol principal, su melena rubia y el hecho de ser la "jefa" de una banda de rock hace que sea inevitable compararla con Debbie Harry, líder de Blondie, pero su forma de cantar es más parecida a rockeras de los 80 como Alanah Myles o Pat Benatar. El disco, a pesar de la mayor presencia de bases electrónicas y música programada, conserva en esencia las señas de identidad de los Sounds de siempre, estribillos pegadizos y repetitivos que le dan al grupo una notoria personalidad y un sonido característico que se percibe con apenas escuchar los primeros compases de sus canciones.

En este su cuarto trabajo han vuelto a autoproducirse, aunque esta vez bajo el sello SideOneDummy, dejando atrás la pequeña decepción que supuso la experiencia de producir Crossing the Rubiccon bajo su propio sello. El hecho de tener el control total en la parte técnica les ha podido jugar una mala pasada y es que personalmente creo que uno de los puntos débiles de este Something to Die For es que han querido hacer demasiadas cosas en tan solo 10 canciones, añadir arreglos electrónicos está bien, muy bien, sobre todo si conservan su sonido de siempre, pero ojo, sin olvidarse de lo que realmente saben hacer bien, que es el rock alternativo de sus dos primeros trabajos, aun así me siguen divirtiendo como en todos sus discos anteriores, que dados los tiempos que corren es como para sentirse contento.

Basta con escuchar las primeras notas de It’s so easy para comprobar que quieren ponernos a bailar a golpe de sintetizador desde el minuto uno, y que mejor manera que con este crescendo house muy noventero, que reconozco que la primera vez que lo escuché pensé que me había equivocado de disco hasta que apareció la voz de Maja. Tiene toda la pinta de que servirá de intro en sus conciertos.

Dance with the Devil es un pelotazo, la intención es clarísima como el titulo y el estribillo nos lo explican, "We conquer our planet with dance", sigue en la misma línea que la que abre el disco, comenzando con una voz sampleada y un sinte muy discotequero, pero pronto aparecen las guitarras y el sonido típico de las canciones de The Sounds, estribillo pegajoso marca de la casa para una de los mejores temas del disco, sin duda, huele a single desde las primeras notas.

La pegadiza The No No Song es la más "canalla" de las diez, mucho más en la línea de sus anteriores hits, es la que suena a los Sounds más auténticos y encajaría perfectamente en cualquiera de sus dos primeros trabajos. Ese "no no no" del estribillo lleva escrito en letras grandes "typical The Sounds", por lo menos queda claro que no se han olvidado de hacer canciones del mismo corte que en sus comienzos, otra cosa es lo que a día de hoy les apetezca hacer.

El tema que han escogido como primer single es Better off dead, no está elegido al azar y supone toda una declaración de intenciones, ya que es el que más se aleja de lo que estamos acostumbrados a escucharles. Experimentación cien por cien y apuesta absoluta por los ritmos electrónicos para una canción mucho más oscura que el resto del disco, con varias partes bien diferenciadas y constantes cambios de ritmo. Correcta, sin más, pero creo que como tarjeta de presentación del disco se queda corta.

Por si hay algún fan al que tanto sintetizador le ha pillado un poco de sorpresa, vuelven con Diana, otra de las canciones más guitarreras, de corte sencillo, más en la línea de siempre y que sirve como perfecto preludio a una de las mejores canciones del disco y que da título al mismo, Something to die for, otra canción con pinta de single y de éxito, genial el sintetizador ochentero del principio y otra vez estribillo pegajoso para redondear uno de los mas bailables y mejores temas del disco. Esta canción está incluida en la BSO de Scream 4 (vídeo), de la que seguramente será lo único destacable.



De aquí al final creo que el disco pierde un poco de gracia e interés, hay buenas canciones pero creo que no recordaremos ninguna cuando pase el tiempo. Yeah Yeah Yeah tiene su aquel, suena a hip hop de los 80, pero poco más. La mejor de esta última parte es The Best of Me, una especie de balada rock que a Maja le viene como anillo al dedo y que tan bien les funcionó en discos anteriores. El disco se cierra con una canción de titulo recurrente, Wish you were here, (hasta Calamaro y Enrique Iglesias tienen una canción que se titula así) una baladita acústica que viene a poner calma y reflexión ante tanto sobresalto, y que a pesar de no ser una mala canción, pega más bien poco con el resto del disco y viene a refrendar mi opinión de que han querido abarcar demasiadas cosas en tan solo 10 canciones.

Maja y sus chicos creo que tienen una cosa bastante clara y es que a partir de este disco su música va a ir por otros derroteros, no han querido cambiar radicalmente una fórmula que lleva casi 10 años funcionando a la perfección, por muchas ganas que se intuyen de que han querido hacerlo, así que la mejor forma de no desilusionar a sus seguidores ha sido manteniendo sus señas de identidad más notorias pero introduciendo poco a poco las líneas maestras de lo que parece que van a ser los Sounds del futuro.

En un panorama musical tan competitivo como el actual, las diferencias entre bandas son mínimas y los pequeños detalles son los que hacen que el público se decante por unas o por otras, esperemos que estos detalles en forma de sonidos más oscuros y bases electrónicas no les pasen factura, creo que tienen suficiente talento y capacidad como para realizar un disco mejor que este, aunque eso sí, una cosa hay que tener clara, y es que no van a volver a sacar discos como los dos primeros. Han perdido un poco de frescura y de capacidad de sorpresa pero siguen siendo un grupo muy interesante y que divierte, motivos suficientes para seguir escuchándoles. ¡Ah! se me olvidaba… Maja sigue teniendo las mismas piernas interminables de hace 10 años.

martes, 8 de febrero de 2011

Soy un completo fan...

Desde bien pequeño me he considerado un bicho raro en cuanto a gustos musicales se refiere, creo que exceptuando cuando escuchaba los discos de Parchís y las aventuras de Enrique y Ana, siempre me ha gustado ir un poco contracorriente de las tendencias musicales digamos "normales", y no lo he hecho por llevar la contraria, sino porque nunca me ha gustado quedarme encasillado, y con el paso de los años me doy cuenta que una de las mejores decisiones que tome en mi vida es confiar en que había vida más allá de los 40 principales.

En mi adolescencia influyó muchísimo en mis gustos musicales el tener un hermano mayor medio rockabilly, espero que no me mate por decir esto, fueron muchísimas las horas que nos pasábamos escuchando a Loquillo, Rebeldes, Gatos Locos o Tennessee, pero un culo inquieto como yo tenía que seguir investigando y descubrir de donde venían esos sonidos, cuál era su origen, así que acabé escuchando a los clásicos americanos de los 50's y 60's, Elvis Presley, Buddy Holly, Chuck Berry o Little Richard, y de ahí sin saber ni cómo ni porqué, crucé el charco para llegar hasta Liverpool y enamorarme perdidamente de Los Beatles.

Con Los Beatles se abrió un amplísimo abanico de posibilidades musicales, sin duda alguna el pop de los 60 era realmente el tipo de música que me hacía disfrutar, y los Beatles se convirtieron prácticamente en una obsesión, los escuchaba todos los días a todas las horas y estaba deseando que llegara mi cumpleaños o Navidad para juntar un poco de dinero y comprarme sus discos de vinilo, que guardaba y cuidaba como si fuesen el mayor de los tesoros.

Pero a pesar de ser un fan incondicional de los Beatles uno ha tenido, tiene y tendrá siempre una pequeña espinita clavada, y es el hecho de ser de épocas distintas, por supuestísimo que me hubiese encantado vivir en la Inglaterra de los años 60, pero me ha tocado vivir esta España en crisis del 2011, así que no he podido ni podré disfrutar de los 4 de Liverpool en directo, seguirles de gira, ver hasta el más raro de sus videos en youtube y por supuesto no he podido enterarme de cuándo va a ser su próximo concierto mediante un evento en Facebook.

¿Y porque digo todo esto? Pues porque creo que a día de hoy, Febrero de 2011, a mis 35 años, casi 36, quien me lo iba a decir a mí, creo que puedo decir que soy un completo Fan, y cuando digo completo es completo, no son Los Beatles, es más, creo que ni siquiera son un gran grupo musicalmente hablando, pero al escucharlos me pasa exactamente lo mismo que con aquella música de los 60 que escuchaba cuando tenía 15 años, me hace disfrutar de una manera especial, puedo decir que soy un completo fan de Love of Lesbian.


Y es que llevaba bastante tiempo notando unos síntomas bastante claros, pero fue en el concierto del Sábado pasado en la Joy Eslava cuando termine de darme cuenta que estaba contagiado hasta las trancas. Un concierto del que tenía las entradas varios meses antes, algo habitual hoy en día, y para el que tuve que decidir cuál de mis camisetas del grupo llevaría puesta si la del Club de Fans de John Boy o la de Houston tenemos un poema… muy friki lo mio.

A pesar de ser la cuarta vez en esta gira que los iba a ver, era un concierto especial, el último de una serie de 4 que han dado en Madrid con un éxito total de público y críticas. No voy a hablaros del concierto, de que canciones tocaron o de que hicieron encima del escenario, algo que suele ser inesperado y sorprendente, ni de si cantaron uno de sus grandes éxitos con Amaral, solo voy a deciros que disfrute como un enano con cada una de las canciones, que canté todas desde la primera a la última estrofa, aunque al día siguiente mi voz pagase mis escasas cualidades vocales, que salté como el primero con cada uno de sus temas, que sabía perfectamente cuando se iban a callar y nos iban a dejar cantar a nosotros, con que canción iban a empezar y con que canción iban a terminar, que baile iban a hacer con esta canción o que disfraz iban a ponerse con esta otra, lo dicho… un completo fan.

No quiero entrar en su calidad musical, y muchísimo menos cuando he empezado hablando de mi incondicionalidad hacía Los Beatles, pero son cosas totalmente distintas, creo que lo que mejor define mi relación con Love of Lesbian es el buenrollismo, no puedo evitar esbozar una sonrisa cada vez que escucho Me Amo, El Amante Guisante, Marlene o Houston tenemos un poema, pero también me tocan la fibra sensible, algo bastante complicado, las letras de Segundo asalto, Mi Primera Combustión o Noches Reversibles.

A los que no los habéis oído o simplemente no sabéis quienes son os invito a que lo hagáis, son fáciles de escuchar, así que no os supondrá un esfuerzo sobrehumano escuchar un par de canciones y tampoco son Animal Collective, durillos en una primera escucha, es pop sin pretensiones pero del que te queda un regustillo agradable en el paladar una vez lo has probado. A los que os gustan y sois incondicionales suyos, Alba, Ana, Noelia, incluso el rockero de Mingo que poco a poco les ha ido cogiendo cariño, sabéis a lo que me refiero, sobre todo las que sueltan una lagrimilla cuando escuchan 1999, y es que tienen un no sé qué… que te hace cogerles cariño, te hacen convertirte en un lesbiano mas.

Voy a volver a verlos muy pronto, la próxima cita con estos divertidos catalanes es en Londres, otro síntoma más de que soy un completo fan, allá por el mes de Marzo, volveré a disfrutar como todas las veces anteriores y a buen seguro que en el aeropuerto coincidiremos un buen puñado de españoles que les acompañaremos en esta experiencia inglesa, y es que si de algo pueden presumir Love of Lesbian es de tener un público fiel e implicado que los han seguido concierto tras concierto de esta interminable gira que ha durado casi 2 años.



Su canción más representativa, que no su mejor canción, el Club de Fans de John Boy empieza con la frase “Todos los raros fuimos al concierto” una tremenda declaración de intenciones con la que me siento totalmente identificado, y es que siempre me he sentido “raro” musicalmente hablando, aunque creo que cada vez somos más los raros. Si habéis llegado hasta aquí os habréis dado cuenta de que me gustan, mucho, y ojalá me sigan haciendo disfrutar lo mismo que lo hacen ahora, espero poder seguir diciendo durante mucho tiempo que soy un completo Fan de Love of Lesbian, estoy seguro que Paul, John, Ringo y George sabrán comprenderme y perdonarme.