martes, 19 de abril de 2011

Que nadie diga luego que no han avisado...

Creo que el artículo de este mes es el que más he dudado a la hora de escribir desde que tengo este blog, y puedo asegurar que no ha sido por falta de ideas, sino porque me ha costado decidirme entre todas las opciones que se presentaban, y es que entre el nuevo y controvertido disco de The Strokes, el excepcional Diamantes de El Columpio Asesino, el concierto de Second en Joy Eslava o el viaje lesbiano a Londres para ver el fin de gira de Love of Lesbian, había temas como para escribir hasta el mes de Junio. Al final me he decidido por escribir por uno de los grupos que mas me divierten, que son los suecos The Sounds, coincidiendo con la publicación de su cuarto disco Something to Die for.


Hace tiempo que me solidaricé con el grandísimo Alfredo Landa cuando en aquellas películas de los 60 y 70 se quedaba atontado viendo las interminables piernas y las melenas rubias de las suecas que llegaban en hordas a las costas españolas, y es que a mí me pasó lo mismo con Maja Ivarsson, si, ya sé que soy un viejo verde, pero es lo que hay, y es que a pesar de haber oído bastantes veces “Living in America”, el primero de sus discos, mi atención se multiplicó por mil cuando vi el videoclip de Painted by Numbers, donde las kilométricas piernas de esta buena chica eclipsaban al resto de sus compañeros, y encima… era un pelotazo de canción.

Unos cuantos años después de ese videoclip lanzan el cuarto de sus discos de estudio, de título Something to Die For, de primeras sorprende que solo se hayan tomado 2 años de descanso tras Crossing the Rubiccon, su anterior trabajo, teniendo en cuenta que con los discos anteriores los descansos fueron de casi 4 años, pero parece que los suecos tenían muchas ganas de presentar sus nuevas canciones, puede que incluso tuviesen cierta ansiedad por mostrar, a sus cada vez más numerosos fans, que vuelven con la misma fuerza y el mismo sonido de siempre, pero con una capa de barniz en forma de sintetizadores y electrónica que recubren a las guitarras y batería tan características de los anteriores trabajos de The Sounds.

A pesar de esta transición del rock alternativo de sus inicios al synth pop noventero de este último trabajo, los suecos siguen siendo los mismos. Maja Ivarsson es el pedestal en el que se sostiene el grupo, ella es la líder y le gusta asumir ese rol principal, su melena rubia y el hecho de ser la "jefa" de una banda de rock hace que sea inevitable compararla con Debbie Harry, líder de Blondie, pero su forma de cantar es más parecida a rockeras de los 80 como Alanah Myles o Pat Benatar. El disco, a pesar de la mayor presencia de bases electrónicas y música programada, conserva en esencia las señas de identidad de los Sounds de siempre, estribillos pegadizos y repetitivos que le dan al grupo una notoria personalidad y un sonido característico que se percibe con apenas escuchar los primeros compases de sus canciones.

En este su cuarto trabajo han vuelto a autoproducirse, aunque esta vez bajo el sello SideOneDummy, dejando atrás la pequeña decepción que supuso la experiencia de producir Crossing the Rubiccon bajo su propio sello. El hecho de tener el control total en la parte técnica les ha podido jugar una mala pasada y es que personalmente creo que uno de los puntos débiles de este Something to Die For es que han querido hacer demasiadas cosas en tan solo 10 canciones, añadir arreglos electrónicos está bien, muy bien, sobre todo si conservan su sonido de siempre, pero ojo, sin olvidarse de lo que realmente saben hacer bien, que es el rock alternativo de sus dos primeros trabajos, aun así me siguen divirtiendo como en todos sus discos anteriores, que dados los tiempos que corren es como para sentirse contento.

Basta con escuchar las primeras notas de It’s so easy para comprobar que quieren ponernos a bailar a golpe de sintetizador desde el minuto uno, y que mejor manera que con este crescendo house muy noventero, que reconozco que la primera vez que lo escuché pensé que me había equivocado de disco hasta que apareció la voz de Maja. Tiene toda la pinta de que servirá de intro en sus conciertos.

Dance with the Devil es un pelotazo, la intención es clarísima como el titulo y el estribillo nos lo explican, "We conquer our planet with dance", sigue en la misma línea que la que abre el disco, comenzando con una voz sampleada y un sinte muy discotequero, pero pronto aparecen las guitarras y el sonido típico de las canciones de The Sounds, estribillo pegajoso marca de la casa para una de los mejores temas del disco, sin duda, huele a single desde las primeras notas.

La pegadiza The No No Song es la más "canalla" de las diez, mucho más en la línea de sus anteriores hits, es la que suena a los Sounds más auténticos y encajaría perfectamente en cualquiera de sus dos primeros trabajos. Ese "no no no" del estribillo lleva escrito en letras grandes "typical The Sounds", por lo menos queda claro que no se han olvidado de hacer canciones del mismo corte que en sus comienzos, otra cosa es lo que a día de hoy les apetezca hacer.

El tema que han escogido como primer single es Better off dead, no está elegido al azar y supone toda una declaración de intenciones, ya que es el que más se aleja de lo que estamos acostumbrados a escucharles. Experimentación cien por cien y apuesta absoluta por los ritmos electrónicos para una canción mucho más oscura que el resto del disco, con varias partes bien diferenciadas y constantes cambios de ritmo. Correcta, sin más, pero creo que como tarjeta de presentación del disco se queda corta.

Por si hay algún fan al que tanto sintetizador le ha pillado un poco de sorpresa, vuelven con Diana, otra de las canciones más guitarreras, de corte sencillo, más en la línea de siempre y que sirve como perfecto preludio a una de las mejores canciones del disco y que da título al mismo, Something to die for, otra canción con pinta de single y de éxito, genial el sintetizador ochentero del principio y otra vez estribillo pegajoso para redondear uno de los mas bailables y mejores temas del disco. Esta canción está incluida en la BSO de Scream 4 (vídeo), de la que seguramente será lo único destacable.



De aquí al final creo que el disco pierde un poco de gracia e interés, hay buenas canciones pero creo que no recordaremos ninguna cuando pase el tiempo. Yeah Yeah Yeah tiene su aquel, suena a hip hop de los 80, pero poco más. La mejor de esta última parte es The Best of Me, una especie de balada rock que a Maja le viene como anillo al dedo y que tan bien les funcionó en discos anteriores. El disco se cierra con una canción de titulo recurrente, Wish you were here, (hasta Calamaro y Enrique Iglesias tienen una canción que se titula así) una baladita acústica que viene a poner calma y reflexión ante tanto sobresalto, y que a pesar de no ser una mala canción, pega más bien poco con el resto del disco y viene a refrendar mi opinión de que han querido abarcar demasiadas cosas en tan solo 10 canciones.

Maja y sus chicos creo que tienen una cosa bastante clara y es que a partir de este disco su música va a ir por otros derroteros, no han querido cambiar radicalmente una fórmula que lleva casi 10 años funcionando a la perfección, por muchas ganas que se intuyen de que han querido hacerlo, así que la mejor forma de no desilusionar a sus seguidores ha sido manteniendo sus señas de identidad más notorias pero introduciendo poco a poco las líneas maestras de lo que parece que van a ser los Sounds del futuro.

En un panorama musical tan competitivo como el actual, las diferencias entre bandas son mínimas y los pequeños detalles son los que hacen que el público se decante por unas o por otras, esperemos que estos detalles en forma de sonidos más oscuros y bases electrónicas no les pasen factura, creo que tienen suficiente talento y capacidad como para realizar un disco mejor que este, aunque eso sí, una cosa hay que tener clara, y es que no van a volver a sacar discos como los dos primeros. Han perdido un poco de frescura y de capacidad de sorpresa pero siguen siendo un grupo muy interesante y que divierte, motivos suficientes para seguir escuchándoles. ¡Ah! se me olvidaba… Maja sigue teniendo las mismas piernas interminables de hace 10 años.

martes, 8 de febrero de 2011

Soy un completo fan...

Desde bien pequeño me he considerado un bicho raro en cuanto a gustos musicales se refiere, creo que exceptuando cuando escuchaba los discos de Parchís y las aventuras de Enrique y Ana, siempre me ha gustado ir un poco contracorriente de las tendencias musicales digamos "normales", y no lo he hecho por llevar la contraria, sino porque nunca me ha gustado quedarme encasillado, y con el paso de los años me doy cuenta que una de las mejores decisiones que tome en mi vida es confiar en que había vida más allá de los 40 principales.

En mi adolescencia influyó muchísimo en mis gustos musicales el tener un hermano mayor medio rockabilly, espero que no me mate por decir esto, fueron muchísimas las horas que nos pasábamos escuchando a Loquillo, Rebeldes, Gatos Locos o Tennessee, pero un culo inquieto como yo tenía que seguir investigando y descubrir de donde venían esos sonidos, cuál era su origen, así que acabé escuchando a los clásicos americanos de los 50's y 60's, Elvis Presley, Buddy Holly, Chuck Berry o Little Richard, y de ahí sin saber ni cómo ni porqué, crucé el charco para llegar hasta Liverpool y enamorarme perdidamente de Los Beatles.

Con Los Beatles se abrió un amplísimo abanico de posibilidades musicales, sin duda alguna el pop de los 60 era realmente el tipo de música que me hacía disfrutar, y los Beatles se convirtieron prácticamente en una obsesión, los escuchaba todos los días a todas las horas y estaba deseando que llegara mi cumpleaños o Navidad para juntar un poco de dinero y comprarme sus discos de vinilo, que guardaba y cuidaba como si fuesen el mayor de los tesoros.

Pero a pesar de ser un fan incondicional de los Beatles uno ha tenido, tiene y tendrá siempre una pequeña espinita clavada, y es el hecho de ser de épocas distintas, por supuestísimo que me hubiese encantado vivir en la Inglaterra de los años 60, pero me ha tocado vivir esta España en crisis del 2011, así que no he podido ni podré disfrutar de los 4 de Liverpool en directo, seguirles de gira, ver hasta el más raro de sus videos en youtube y por supuesto no he podido enterarme de cuándo va a ser su próximo concierto mediante un evento en Facebook.

¿Y porque digo todo esto? Pues porque creo que a día de hoy, Febrero de 2011, a mis 35 años, casi 36, quien me lo iba a decir a mí, creo que puedo decir que soy un completo Fan, y cuando digo completo es completo, no son Los Beatles, es más, creo que ni siquiera son un gran grupo musicalmente hablando, pero al escucharlos me pasa exactamente lo mismo que con aquella música de los 60 que escuchaba cuando tenía 15 años, me hace disfrutar de una manera especial, puedo decir que soy un completo fan de Love of Lesbian.


Y es que llevaba bastante tiempo notando unos síntomas bastante claros, pero fue en el concierto del Sábado pasado en la Joy Eslava cuando termine de darme cuenta que estaba contagiado hasta las trancas. Un concierto del que tenía las entradas varios meses antes, algo habitual hoy en día, y para el que tuve que decidir cuál de mis camisetas del grupo llevaría puesta si la del Club de Fans de John Boy o la de Houston tenemos un poema… muy friki lo mio.

A pesar de ser la cuarta vez en esta gira que los iba a ver, era un concierto especial, el último de una serie de 4 que han dado en Madrid con un éxito total de público y críticas. No voy a hablaros del concierto, de que canciones tocaron o de que hicieron encima del escenario, algo que suele ser inesperado y sorprendente, ni de si cantaron uno de sus grandes éxitos con Amaral, solo voy a deciros que disfrute como un enano con cada una de las canciones, que canté todas desde la primera a la última estrofa, aunque al día siguiente mi voz pagase mis escasas cualidades vocales, que salté como el primero con cada uno de sus temas, que sabía perfectamente cuando se iban a callar y nos iban a dejar cantar a nosotros, con que canción iban a empezar y con que canción iban a terminar, que baile iban a hacer con esta canción o que disfraz iban a ponerse con esta otra, lo dicho… un completo fan.

No quiero entrar en su calidad musical, y muchísimo menos cuando he empezado hablando de mi incondicionalidad hacía Los Beatles, pero son cosas totalmente distintas, creo que lo que mejor define mi relación con Love of Lesbian es el buenrollismo, no puedo evitar esbozar una sonrisa cada vez que escucho Me Amo, El Amante Guisante, Marlene o Houston tenemos un poema, pero también me tocan la fibra sensible, algo bastante complicado, las letras de Segundo asalto, Mi Primera Combustión o Noches Reversibles.

A los que no los habéis oído o simplemente no sabéis quienes son os invito a que lo hagáis, son fáciles de escuchar, así que no os supondrá un esfuerzo sobrehumano escuchar un par de canciones y tampoco son Animal Collective, durillos en una primera escucha, es pop sin pretensiones pero del que te queda un regustillo agradable en el paladar una vez lo has probado. A los que os gustan y sois incondicionales suyos, Alba, Ana, Noelia, incluso el rockero de Mingo que poco a poco les ha ido cogiendo cariño, sabéis a lo que me refiero, sobre todo las que sueltan una lagrimilla cuando escuchan 1999, y es que tienen un no sé qué… que te hace cogerles cariño, te hacen convertirte en un lesbiano mas.

Voy a volver a verlos muy pronto, la próxima cita con estos divertidos catalanes es en Londres, otro síntoma más de que soy un completo fan, allá por el mes de Marzo, volveré a disfrutar como todas las veces anteriores y a buen seguro que en el aeropuerto coincidiremos un buen puñado de españoles que les acompañaremos en esta experiencia inglesa, y es que si de algo pueden presumir Love of Lesbian es de tener un público fiel e implicado que los han seguido concierto tras concierto de esta interminable gira que ha durado casi 2 años.



Su canción más representativa, que no su mejor canción, el Club de Fans de John Boy empieza con la frase “Todos los raros fuimos al concierto” una tremenda declaración de intenciones con la que me siento totalmente identificado, y es que siempre me he sentido “raro” musicalmente hablando, aunque creo que cada vez somos más los raros. Si habéis llegado hasta aquí os habréis dado cuenta de que me gustan, mucho, y ojalá me sigan haciendo disfrutar lo mismo que lo hacen ahora, espero poder seguir diciendo durante mucho tiempo que soy un completo Fan de Love of Lesbian, estoy seguro que Paul, John, Ringo y George sabrán comprenderme y perdonarme.

martes, 21 de diciembre de 2010

Repasando lo mejor del 2010

Antes de empezar con el artículo de hoy, me gustaría pedir disculpas por tener el blog un poco abandonado, las causas del forzoso abandono se las podéis preguntar a mi jefa, que se ha propuesto ella sola, con mi obligada e inestimable ayuda, salir de la crisis en la que el país se encuentra inmerso. Últimamente curro por 2 o 3 españoles con lo que el tiempo que puedo dedicar a mi blog es más bien escaso, así que como siempre he sido un tipo educado pido perdón y me meto en faena.

Con la llegada de las fiestas navideñas y del final del año 2010, es justo y necesario hacer un pequeño y modesto repaso a lo que para mí han sido las mejores canciones de este 2010 que nos deja. Como esto de hacer rankings y clasificaciones siempre ha sido complicado, que se lo digan a los de FHM que ponen a Belén Esteban entre las mujeres más sexys, he intentado valorar un poco de todo, originalidad, producción, calidad musical y gustos personales pero sobre todo me he guiado por las canciones que más han sonado en mi cadena, ipod o spotify, intentando no repetir solista o banda. La clasificación está dividida en música internacional y música española, y ha quedado de la siguiente forma:

Música Internacional

10 - Two Door Cinema Club "Something good can work"
Cierran la lista de las 10 mejores canciones del 2010 estos tres jovencitos irlandeses (en la foto) que se han convertido por meritos propios en una de las sensaciones del año. Su primer y único disco hasta el momento A Tourist History está repleto de hits guitarreros con estribillos pegadizos, ideal para llenar pistas y vender discos. Este Something good can work suena de lujo y es más que merecedor de ocupar una de las 10 primeras posiciones del top 2010.


9 - Yeasayer "O.N.E."
O.N.E. es la mejor canción, sin duda, de Odd Blood, el segundo álbum de estos neoyorkinos que junto con MGMT representan la corriente más psicodélica del pop actual. Excelente electro-pop y ritmos pocas veces oídos para uno de los pelotazos del año y uno de los grupos del futuro que habrá que tener muy en cuenta.

8 - Jonsi "Go Do"
Primer trabajo de Jonsi en solitario tras el paréntesis que se ha tomado con su banda Sigur Ros. Como todo lo de este islandés suena complejo, con una conjunción de instrumentos, voces y sonidos que convierten todas y cada una de sus canciones en obras de arte, y esta es una muestra. Deliciosa.

7 - Band Of Horses "Laredo"
La banda de Ben Bridwell han conseguido sonar como los mejores Eagles y bordar todas y cada una de sus composiciones llevando a las cotas más altas esa especial, única y diferente mezcla de pop, rock y folk. Laredo es sencilla, pero elegante y espectacular y con una melodía que difícilmente podrás quitarte de la cabeza. Sin duda se merece esa séptima posición.

6 - Brandon Flowers "Crossfire"
Se esperaba con inquietud el primer trabajo en solitario del cantante de The Killers y personalmente creo que ha aprobado con buena nota. Crossfire es para mí de largo la mejor canción del disco, suena muy Killers, y Brandon Flowers la lleva a su terreno y realiza una magnífica interpretación, falsete del estribillo incluido. Una canción redonda.

5 - Marina and The Diamonds "Are you Satisfied"
Esta cantante de ascendencia griega ha sido la revelación del 2010. Todo el disco es de gran nivel mezclando pop con pinceladas de melodías y ritmos mediterráneos y sobre todo haciendo brillar la deliciosa voz de Marina. En Are you Satisfied destacan sobre todo los arrreglos de cuerda y el potente estribillo con ese rotundo "My problem, it’s my problem" que la hacen una canción extraordinaria.

4 - Broken Bells "The Ghost Inside"
Uno de los mejores discos del año ha sido el álbum de debut de Broken Bells, grupo formado por el productor Brian Burton y el ex cantante de The Shins John Mercer. The Ghost Inside es pop elegante y sin pretensiones pero con la riqueza musical que proporcionan todas las producciones de Burton y la maravillosa voz de Mercer. Una canción excepcional y un disco excepcional.

3 - Manic Street Preachers "It's not war (just the end of love)"
He vuelto a recuperar mi relación sentimental con MSP que se había deteriorado en los últimos años. Su último disco Postcards From a Young Man suena como los Manic que siempre me han gustado. En un disco con grandes temas como The Descent o Postcards From a Young Man destaca por encima de todos este It's not war (just the end of love) megaproducción con multitud de arreglos de cuerda y la maravillosa voz de James Dean Bradfield, en definitiva, los Manic de siempre.

2 - MGMT “Flash Delirium”
Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser son dos genios y es lógico que alguna de sus canciones estén en mis canciones preferidas del año. Su disco Congratulations, a pesar de ser peor que su predecesor Oracular Spectacular, es un disco excepcional. No tiene ninguna canción que pueda considerarse como single pero entre todas destaca esta obra maestra de la psicodelia pop de los últimos 25 años.

1 - Arcade Fire “Ready to start”
La mejor canción del año tenía que pertenecer al mejor disco del año. Los canadienses se han vuelto a reinventar con The Suburbs y han hecho que los 3 años de espera desde su Neon Bible hayan merecido la pena. El talento de Win Butler vuelve a aparecer en temas como The Suburbs, Empty Room, Sprawl II o We used to wait, pero es la potente Ready to Start la canción elegida como la mejor del año.



Música Española

10 - Ivan Ferreiro "Fahrenheit 451"
Siempre he sido más de Piratas que de Iván Ferreiro en solitario, pero el gallego es de los tipos con más talento de este país. Su Picnic Extraterrestre es un disco tranquilo, sin sobresaltos donde destaca Fahrenheit 451 y esa amenaza abierta a quien no le guste la letra. Gran artista y gran canción.

9 -La Habitación Roja "Voy a hacerte recordar"
Los valencianos son unos veteranos dentro del panorama indie nacional, pero siguen haciendo un pop elegante con un sello muy personal que los ha convertido con los años en referencia dentro del pop patrio. Este Voy a hacerte recordar sin ser su mejor canción suena mucho más eufórico que sus discos anteriores y eso es siempre buena noticia.

8 - Supersubmarina "Niebla"
Buen disco el de debut de estos 4 jienenses que los ha situado en el mapa de la música pop en España y los ha convertido en una de las mayores sorpresas del 2010. Esta Niebla a pesar de ser una canción del 2005 se ha grabado este año con una versión diferente para el disco. Si no fuese porque la voz de José Chino es distinta a la de Iván Ferreiro podría pasar por una canción de los Piratas.

7 - Miss Caffeina "Capitan"
Otra de las sorpresas agradables del 2010 son los madrileños Miss Caffeina (en la foto). Su disco Imposibilidad del Fenómeno recoge un buen puñado de canciones aparentes y aunque la voz de Alberto Jiménez no termina de convencerme me gusta como suenan, sobre todo este Capitán repleto de potentes riffs de guitarra y con ese toque español que le dan las palmas. Interesante.


6 - La Casa Azul "Todas tus amigas"
No tienen nada pero me encantan, no sé lo que hace Guille Milkyway pero siempre acierta con la melodía, el estribillo, los coros ¡con todo! No hay ningún grupo en España como La Casa Azul con sus ventajas y sus inconvenientes. Todas tus amigas es el adelanto de su nuevo disco y suena como siempre, suena muy Milkyway y muy sonido La Casa Azul y por lo tanto… ¡suena genial!

5 - Napoleón Solo "Lolaila Carmona"
Si fuera por número de escuchas este disparate de canción llamada Lolaila Carmona estaría en la primera posición de la lista. Se ha convertido en un himno del 2010 y su estribillo "Las Cosas que me das porque me las quitas luego" en la frase más repetida en mi facebook. El estribillo y la voz de Alonso se meten en la cabeza y es difícil deshacerse de ellas. Una locura, genial, pero locura al fin y al cabo.

4 – Tachenko "Escapatoria"
Con esta canción de los maños Tachenko me ocurre lo mismo que con La Casa Azul, es una canción facilona, con coros facilones y estribillo facilón, pero me encanta como suena y creo que no me hace falta nada más. Si a todo esto le acompañas un video genial…son meritos más que suficientes para aparecer en la lista del mis canciones preferidas del 2010.

3 - Love of Lesbian "Incondicional"
Entre concierto y concierto de su maratoniana gira 1999 que les ha llevado durante todo el año de una punta a otra de España, Santi Balmes y sus chicos han sacado tiempo para publicar esta joyita llamada Incondicional. Está visto que están en racha y que parecen estar tocados por una varita porque todo lo que hacen se convierte en éxito inmediato.

2 - Standstill "Adelante Bonaparte"
Se sacaron de la manga un disco conceptual dividido en tres partes, con canciones instrumentales, ruidos, voces y temas que aparentemente no tenían ningún sentido ni explicación pero que con el número de escuchas se ha convertido en una autentica delicia y un trabajo extraordinario. Enric Montefusco es un genio, y como todos los genios algunas veces es complicado entender lo que quieren expresar, pero con canciones como Adelante Bonaparte poco hay que entender solo disfrutar. Grandes, muy grandes.

1 - Lori Meyers "Mi Realidad"
Para mi han sido el grupo del año y su disco Cuando el destino nos alcance el disco del año, han arriesgado con su sonido haciéndolo más electrónico y han acertado de pleno. Mi Realidad se ha convertido en un himno, pero lejos de eso, ellos han crecido como banda, son buenos, muy buenos y en directo suenan como pocos. No tengo ninguna duda de que se convertirán en uno de los grupos referentes de la música española y por lo tanto el primer puesto de esta lista de canciones del 2010 es totalmente merecido para los granadinos.



Ha sido un año cargado de música, un año en que grandes grupos como Interpol, Weezer, Manic Street Preachers, MGMT o Arcade Fire han publicado disco, un año en el que he escuchado mas música española de lo que solía hacer antes, aunque esto no significa que el nivel de la música española haya aumentado, un año de largos viajes en el tren y el metro escuchando The Suburbs o Mi Realidad, de días enteros en el trabajo con los cascos puestos para no escuchar a mi jefa hablar por teléfono escuchando a Yeasayer o a Standstill, un año de noches metido en el youtube viendo videos porque en la tele había poco que ver, un año de conciertos, muchos conciertos, un año de música al fin y al cabo pero es que… qué largo sería un año sin música.

martes, 23 de noviembre de 2010

Basado en hechos reales

Si tuviera que relacionar el articulo de hoy con una película o con un género de películas determinado, tengo claro que sería, si me permitís considerarlo como género, el de las pelis de Antena 3 a las 4 de la tarde y no porque vaya a hablaros de la esposa despechada a la que le hace la vida imposible la familia de su marido o de la alumna malvada que se enamora del profesor madurito y pretende acabar con su matrimonio, nada de eso, es porque el articulo de hoy al igual que esas pelis empieza con la frasecita "basado en hechos reales", pero como este blog es de música voy a hablar de todo lo vivido en el concierto del sábado de Arcade Fire, aunque esta vez no voy a hablar únicamente de lo que yo viví...


Para entender la historia desde el principio vamos a remontarnos hasta Agosto de 2010, cuando ingenuo y confiado decido sacar un par de entradas para el concierto que tres meses después iban a dar los canadienses Arcade Fire en Madrid. Y digo lo de ingenuo y confiado porque esta vez mi compañera fiel de conciertos tenía acompañante decidido y yo pensé que tres meses eran más que suficientes para conseguir engañar a alguien y que viniese conmigo al Palacio de los Deportes. Los meses pasaban al igual que los acompañantes y por unas cosas o por otras, mas por unas cosas que por otras, me encuentro el día del concierto con 41€ en el bolsillo.

Cuando ya estaba más que decidido a cantar el Wake up yo solo, un gran amigo del que no diré el nombre, tranquilo Alberto que no voy a manchar tu mas que ganada fama de Barriero, decidió apuntarse a última hora y sacrificar el Almería - Barcelona y el Madrid – Athletic de Bilbao por ir a ver a uno de esos grupos que “solo” me gustan a mí, que aquí no conoce nadie y que en sus propias palabras no sabía ni que existía. Y es que Alberto, como buen Sevillano, es “mu flamenquito” y se mueve mucho mejor entre palmas y cajones que entre guitarras eléctricas, bajos y baterías, y para él, ver al grupo indie con más talento y mas diferente del panorama musical actual iba a ser toda una experiencia.

De camino en el coche, carrusel deportivo, si no sabía ni que existían ¿qué sentido tenía escuchar deprisa y corriendo cuatro canciones y romper la sorpresa? Así que entre gol y gol de Messi fui allanando el camino, explicándole quienes eran, cuantos discos llevaban y que significaban ahora mismo en el mundo de la música. Yo sabía que apostaba a caballo ganador y que Alberto a pesar de sus muy diferentes gustos musicales iba a disfrutar del concierto, aunque solo fuese por las cañas de antes y después.

Nada más llegar y dar una vuelta por los alrededores una cosa le quedó clara, que no soy el único friki, y que somos muchos, muchísimos mas de los que él pensaba y es que en los alrededores del Palacio se respiraba el ambiente de las grandes ocasiones, de los grandes conciertos, ambiente de concierto del bueno, un par de cañitas para refrescar la garganta y entramos dentro para intentar pillar un buen sitio.

La verdad es que la entrada no fue todo lo triunfal que yo esperaba, en el escenario un cantante digamos "metidito en carnes" gritaba como si le estuviesen abriendo en canal, se trataba de los teloneros, Fucked up, que me pusieron las cosas de entrada bastante difíciles, porque a ver cómo le explicaba yo a Alberto que lo que iba a escuchar dentro de un rato no tendría nada que ver con lo que estaba oyendo. Al menos nos sirvió para bromear con la chica sentada a nuestro lado, Lina, que después de conversar un rato con nosotros, y maldecir y envidiar a partes iguales a Alberto por venir de "invitado" al concierto, nos confesó que venía de Colombia entre otras cosas a ver a Arcade Fire, algo que hizo recapacitar a un asombrado Alberto que poco a poco se iba dando cuenta de que lo que venía a ver no era cualquier cosa.

De lo que ocurrió en la siguiente hora y media poco se puede decir, los 8 componentes de Arcade Fire con Win y Regine a la cabeza, salieron a un escenario correctamente iluminado y sin grandes pretensiones audiovisuales, únicamente una pantalla que proyectaba imágenes relacionadas con las canciones interpretadas, pero ¿a quién le importa eso? Lo importante en Arcade Fire es su música y creo que pocas bandas actualmente pueden proponer en un concierto de 90 minutos tal cantidad de hits, y a juzgar por la reacción de las mas de 15.000 personas que abarrotaban el Palacio de los Deportes, no soy el único que opina esto.

Empezaron con Ready to Start, uno de los pelotazos de The Suburbs, su último disco, y aunque el sonido no fue todo lo bueno que debería, sirvió para que la gente se metiera rápidamente en situación, después Month of May, otro de los temas más potentes de su último trabajo, pero la gran mayoría, entre los que me incluyo, esperábamos a que apareciese alguno de sus temas estrella, cosa que no se hizo esperar puesto que el tercero de los temas fue la excepcional Neighbourhood #2(Laïka), empezaba a desatarse la locura.

Sin apenas tiempo para recuperar el aliento, Alberto ya se había olvidado de los teloneros y había podido comprobar que efectivamente nada tenían que ver. Cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de una de las canciones más grandes de los últimos 25 años y la gente gritó, le miré y le dije “ahora sí que empieza esto de verdad” y es que comenzaba a sonar No Cars Go, si escuchándola en el disco es una canción perfecta, el carácter épico que le imprimen más de 15.000 personas cantando es difícil de explicar para mí y para la piel de gallina de Alberto.

Cualquier cosa que sonase después de No Cars Go iba a saber a poco, mucho más cuando Win deja la voz cantante a Regine, su mujer, que sigue empeñada en cantar en directo, aun así dos temas bien defendidos, Haiti y Sprawls II que personalmente creo que es la mejor canción de The Suburbs. El concierto entró en una fase mucho más tranquila, es de suponer que se estaban reservado los platos fuertes para una parte final apoteósica, hasta que llegase ese momento nos calmamos con Modern Man, Rococó y las dos The Suburbs una detrás de otra con Win, extraordinario durante toda la noche, sentado al piano.

Y de aquí al final Crown Of Love, con todo el palacio de los Deportes teñido de rojo, la deliciosa Neighbourhood #1 (Tunnels), Keep The Car Running, We Used To Wait y uno de los mejores momentos de la noche la despedida con la unión de Neighbourhood #3 (Power Out) y Rebellion (Lies), casi nada, entre medias de todas ellas llegó el momento de los agradecimientos, el de Win Butler a todos los asistentes a pesar del precio elevado de las entradas y el de Alberto a mí porque se lo estaba pasando como un auténtico enano.

Todo el mundo sabía cual iba a ser la última canción pero aun así era un momento que se esperaba con gran interés, y es que si hay una canción que representa a Arcade Fire por encima del resto esa es el Wake Up, posiblemente una de las mejores canciones de estadio escritas nunca. Había visto miles de veces está canción en conciertos como los de Glastonbury o el Madison Square Garden, había visto como miles de personas la cantaban, pero esta vez iba a cantarla yo con ellos.

Win pidió a las mas de 15.000 personas que allí estábamos que cantásemos como si fuésemos a escuchar nuestra canción favorita y empezó a rasguear la guitarra. Todo el Palacio de los Deportes se fundió en una única voz, incluso Alberto, que llegado a este punto ya estaba totalmente involucrado, cantó el Uooooooooooo como el primero, ¡¡¡que grande es la música!!!! Cuando acabó Wake Up volvió a enseñarme el brazo que por segunda vez tenía la piel de gallina y le contesté “Normal, acabas de escuchar la mejor canción de la década”.



Habíamos vivido un concierto histórico, uno de los mejores conciertos que he visto nunca, y van unos cuantos, un concierto con un público entregadísimo que no paró de cantar y corear todas y cada una de las canciones, un concierto superemotivo, capaz de emocionar al más sieso, a pesar de que los más puristas digan que ya no son tan buenos porque tocan en estadios para 15.000 personas y no en salas pequeñas ¿Qué importa el aforo del sitio donde toquen si son capaces de emocionar de la manera que lo hacen? Son distintos, diferentes, marcaran época y seguirán emocionando durante muchos años. Yo personalmente salí con la satisfacción del deber cumplido, los brazos de Alberto me habían dado la razón, no me podía engañar, sabía que había disfrutado. El resto del año seguiremos discutiendo de si este grupo es bueno o de si este grupo es malo, pero esa noche sé que no se le va a olvidar y lo mejor de todo es que se había emocionado con un grupo de esos raros de los que escucha Caña, su amigo friki gafapasta. Gracias crack por acompañarme.

martes, 21 de septiembre de 2010

London calling

Me encanta Londres, me encanta, me encanta, me encanta y creo que podría tirarme así media hora, y es que creo que existen más de 300 razones por las que me encanta. Independientemente de que de las 300 razones unas 200 son por cosas que suceden pasadas las 10 de la noche, es broma, hay una cosa que me apasiona de la capital del Reino Unido y es que se respira música por los cuatro costados, ya sea en la calle más recóndita, la tienda más cutre o el pub mas perdido de Londres, y no estoy hablando de una música cualquiera, estoy hablando de música de la buena.

Londres ha jugado siempre un papel importantísimo en la historia de la música moderna, como centro neurálgico de la actividad cultural del Reino Unido, ha sido la cuna de un buen número de géneros musicales claves en el desarrollo de la música, es el caso de la British Invasion de los 60 y los Kinks como grupo londinense mas notorio, el movimiento mod con The Who (en la foto) a la cabeza, el Punk y grupos tan importantes como los Sex Pistols o The Clash, el Glam Rock con David Bowie y T-Rex al frente, o más recientemente el Britpop, donde posiblemente Suede fueron los londinenses más destacados.


Hoy en día Londres es el punto de convergencia de infinidad de corrientes multiculturales, la tan manida expresión crisol de culturas, y que puede sonar a topicazo, es totalmente cierta y es en sus calles, clubs y pubs donde se mezclan todos los ritmos del mundo, la música suena en cada rincón de la ciudad provocando una continua evolución de sonidos y un flujo constante de talentos.

Y es que para los que nos gusta la música, y sobre todo la música inglesa, viajar a Londres es una autentica delicia, todo lo anteriormente comentado lo puedo constatar en primera persona, y es que basta un viaje de apenas cuatro días para encontrarte inmerso en infinidad de momentos musicales, no son situaciones especiales ni raras, porque me pasan cada día aquí en España, en Madrid, en Alcalá, donde vivo, pero sinceramente, no se parecen en nada. No sé si por suerte o por desgracia, más bien por esto último, la música cotidiana londinense no tiene absolutamente nada que ver con la música cotidiana nuestra, y cuando digo música cotidiana me refiero a la que suena en el metro, en una tienda cuando entras a comprar, en el hilo musical de un bar o en la discoteca o bar de copas de moda.

La mejor forma de que entendáis lo que quiero contar es con ejemplos, porque hay muchos, quizás uno de los más sorprendentes es el de los músicos del metro, ya que durante los infinitos paseos que he dado estos días por el subsuelo londinense he podido escuchar un repertorio extenso de grandes canciones, un amplio abanico de temas que han ido desde el delicioso (Nice Dream) de Radiohead al clásico de Crosby Stills & Nash, Helplessly Hoping, no eran virtuosos pero simplemente que un músico en el metro se decante por estos temas significa que el chip musical es totalmente distinto al nuestro.

Algo parecido me ocurrió en la visita al Emirates Stadium, el campo del Arsenal, aparte de ser un campo espectacular y súper moderno y dejando atrás el hecho de que la megafonía sonaba de maravilla, la selección musical de los momentos previos al partido fue espectacular Hard-Fi y su Living for the Weekend, Empire de Kasabian, Sweet Disposition de The Temper Trap o el mítico, y ya casi himno de la ciudad, London Calling de The Clash. Pero si hubo algo que me sorprendió en mi visita al campo del Arsenal fue uno de sus himnos, al menos el que utilizan en el momento en el que sale el equipo al campo, que no es ni más ni menos que The Wonder of you de Elvis Presley. No voy a compararlo con los himnos del Madrid, del Barcelona o del Atleti, todos tienen su encanto, pero os aseguro que escuchar a 20.000 gunners cantando al Rey… es otra cosa.

Si sales de copas por Londres y vas a uno de sus numerosos clubs, el equivalente a nuestras discotecas, lo más normal del mundo es que no te pongan a Los Beatles, a los Rolling Stones o a los Kinks, además a esas horas seguramente la mayoría de la gente ni los distinguiese, pero si es verdad que entre todos y cada uno de los éxitos actuales que se bailan en las pistas de medio mundo, de vez en cuando aparecen canciones que te sorprenden y con las que la gente reacciona como aquí en España lo hacemos con nuestra… pachanga, obviemos las diferencias. Canciones como la genial Chelsea Dagger de The Fratellis, Song 2 de Blur o la maravillosa You’ve got the love de Florence and the Machine desatan, a los ya desatados de por si, ingleses. Pero hubo una canción que me sorprendió escucharla en una discoteca y que la gente la cantase como si les fuese la vida en ello, se trata del clásico ochentero de los estadounidenses Journey, Don't Stop believin', no me pega nada en Londres y mucho menos en una discoteca… pero asi son estos ingleses.

Candem Market además de ser uno de los rincones más increíbles de Londres, es un paraíso para los amantes de la música. Si en Londres en general se respira música, en Candem es necesario usar mascarilla para no asfixiarse, tiendas repletas de camisetas, posters y merchandising de cientos de grupos, algo que cuesta muchísimo encontrar por aquí, por lo que no tuve más remedio que dejarme las últimas libras del viaje en frikadas varias, lo mejor de la visita a Candem estuvo en los dos pubs en los que hicimos los obligados y necesarios descansos, el primero de ellos The Elephant Head, el típico pub inglés, nos recibió con un monográfico de los Animals, casi nada, The House of Rising Sun, Don’t let me be misunderstood y We’ve gotta get out of this place nos acompañaron mientras acabábamos en un visto y no visto con una más que merecida pinta. El segundo de los pubs, The Blues Kitchen, era un local plagado de portadas de discos antiguos por las paredes, entre ellas la del single original de My Generation de The Who (video), un sitio que lleva más de 30 años programando música en directo y por cuyo escenario han pasado grupos como los sesenteros The Pretty Things o más recientemente Peter Doherty o The Drums.



Todos ellos son ejemplos sencillos que sirven para ilustrar lo que puede ser un viaje "musical" a la capital del imperio. Si a todo esto le sumas un paseo por el West End londinense donde se puede disfrutar de una completisima oferta de musicales o, si eres mucho mas friki, aprovechar para darse un paseo en metro hasta el norte de Londres y cruzar el paso de cebra de Abbey Road o posar junto a la puerta de los miticos estudios... volveras con ganas de aprender a tocar la guitarra electrica, encerrarte en un estudio de grabación y sacar un disco.

No quiero entrar en polémicas sobre qué música es mejor, la nuestra o la música inglesa, ¡dios me libre! Además, supongo que alguno podrá decirme que ellos no tienen una música popular tan extensa como la nuestra o que no tienen el flamenco, incluso más de uno se acordará de personajes tan importantes de nuestra música como Paco de Lucia, pero pienso que los británicos en general tienen mucha más cultura musical que nosotros y sobre todo respetan y cuidan mucho mas a sus artistas. Para un fanático de la música británica como yo viajar a Londres es viajar al epicentro de mis gustos musicales por lo que es totalmente entendible que disfrute en todos y cada uno de los viajes que he hecho a Londres.

Pero no solo me gusta ir a Londres para disfrutar de su música, hay miles de cosas que hacen que Londres sea una ciudad maravillosa sobre todo de día… y por la noche? por la noche haremos lo de siempre, porque nos gusta y porque nos divierte… ¡anda esto es de Coque Malla! ¿A ver si al final voy a cambiar de opinión?

lunes, 23 de agosto de 2010

Un disco que no abandonaré

No acostumbro a escribir en mi blog sobre grupos españoles, la razón es porque desgraciadamente escucho menos música española de la que me gustaría. ¿Los motivos? Pues me gustaría saberlos, quizás soy demasiado radical o quizás no hay muchos grupos, y hablo desde un punto de vista estrictamente personal, que me ofrezcan propuestas interesantes, pero he de reconocer que desde hace un par de años intento escudriñar el panorama musical español en busca de nuevos grupos y de vez en cuando se pueden encontrar agradables sorpresas, es el caso de Vetusta, Standstill, Love of Lesbian, L.A., Second o nuestros protagonistas de hoy, los granadinos Lori Meyers.


En los últimos años Lori Meyers se han convertido en uno de los grupos más relevantes del panorama indie nacional, sobre todo después de su tercer disco, Cronolanea, un excelente álbum que los consolidó como uno de los grupos con más futuro del pop español. Dos años después, estos todavía veinteañeros, acaban de publicar el cuarto de sus trabajos Cuando el destino nos alcance, un disco al que desde su lanzamiento le ha acompañado la polémica, y eso a un grupo siempre le favorece, ya que como se suele decir en estos casos es bueno que hablen de uno aunque sea mal.

Y es que es inevitable que cuando un grupo publica un gran disco, como fue Cronolanea, las expectativas ante su siguiente trabajo sean muy altas. Desde que empezaron a filtrarse los primeros sonidos de Cuando el destino nos alcance aparecieron los debates sobre si los cambios introducidos por los granadinos eran o no acertados. Personalmente creo que el sonido de Lori Meyers no ha cambiado excesivamente, tampoco podemos decir que este disco es un Cronolanea II, porque si es cierto que existen diferencias más que reconocibles entre un trabajo y otro, pero el cambio no es tan radical como desde los círculos independientes más puristas se adelantaron a censurar.

Es un disco con muchísima más presencia electrónica, como ellos mismos han confesado, las canciones tienen su origen en el teclado como instrumento de composición y no la guitarra acústica como en discos anteriores, ahora son 6 en lugar de 4 con lo que las posibilidades de hacer cosas nuevas se han visto aumentadas y sobre todo se han arriesgado grabando el disco en los estudios Castle Oaks de Los Angeles con uno de los mejores productores del mainstream latino, Sebastian Krys, ganador de 8 grammys por sus trabajos con Shakira, Bisbal o Luis Fonsi, y que a pesar de ser un más que reconocido productor se aleja bastante del carácter indie de los de Granada.

Todas estas novedades no han supuesto un giro de 180º en el sonido original de Lori Meyers sino que han servido para sumar a todas las virtudes de sus discos anteriores. Cuando el destino nos alcance suena joven, renovado, conserva la capacidad de los granadinos para componer singles de estribillos pegadizos y melodías irresistibles y coreables pero con un plus añadido de energía y de ritmos, efectos y sonidos mucho más bailables que en discos anteriores, y es aquí donde más se notan las nuevas líneas de teclado y los efectos electrónicos.

Pero lejos de arreglos electrónicos, viajes a California y productores con muchos grammys, Cuando el destino nos alcance suena bien, muy bien, es un disco fresco, dinámico, un paso al frente en la carrera de Lori Meyers que han arriesgado y les ha salido bien, un disco que no deja tiempo para el relax, donde a sus ya conocidas influencias se han sumado propuestas de grupos indies mucho mas electrónicos como Of Montreal o Radio Dept, o las de grupos clave de la música independiente actual como The Strokes o su líder Julian Casablancas, pero también encontramos sonidos ochenteros e incluso sesenteros y todo esto dice mucho de los granadinos.

La primera de las canciones es Mi Realidad, un single en toda regla, una canción con guitarra, batería y ritmo rock como siempre, pero con la novedad de la batería electrónica, que aparece por primera vez en los discos de Lori Meyers, y del teclado, que aportan un ritmo mucho más intenso. No es la mejor canción del disco pero si la que mejor puede funcionar como single, directa, ágil, 3 minutos que no dejan tomarte un respiro y que sirven de declaración de intenciones de lo que pueden llegar a hacer en este nuevo trabajo.



Después de Mi Realidad el disco sube y ya no baja hasta el último corte, con canciones como Corazón Elocuente, progresiva, con una base melódica de bajo que hipnotiza y que junto con los logradísimos arreglos nos recuerda a las canciones de la Motown allá por los 50, de letra fácil pero estribillo terriblemente pegadizo… y no será el único.

Una de las apuestas más arriesgadas del disco, y a la vez uno de los mayores aciertos, es la tremenda ¿A-ha han vuelto? Homenaje claro al synthpop de los años 80 y a la música disco de aquella época, genial el principio de la canción que recuerda a las canciones de Pet Shop Boys y muy conseguido el jugueteo con el sampler que la convierten sin ninguna duda en lo mejor del disco.

Castillo de Naipes es eficaz, simple, pero resolutiva, de las pocas canciones tristes del disco y suena descaradamente a pop español de los 60, a las composiciones de Fernando Arbex y sus Brincos tan habituales en todos los trabajos anteriores de Lori Meyers. Personalmente creo que la mejor canción del disco es Rumba en Atmosfera Cero, es lo que el título indica, una rumba, pero con un toque de modernidad bestial y con letra muy de película de ciencia ficción, algo muy presente en todo el disco. Curiosa mezcla la del astronauta perdido en el espacio a ritmo de rumba pero funciona a la perfección, un temazo.

Nuevos tiempos y Ventura suenan más a los discos anteriores. La primera es potente, con un estribillo pegadizo y con mucha mayor presencia de las guitarras eléctricas que en el resto de canciones del disco. La segunda suena muy americana, muy folk, la letra ayuda, al igual que el sonido de la guitarra acústica y una especie de banjo que te envuelve en un ambiente bucólico y tranquilo, objetivo cumplido.

Otro de los pelotazos de Cuando el destino nos alcance es Religión, un salto al vacío sin paracaídas del que vuelven a salir tremendamente airosos. Una crítica feroz a la sociedad de consumo actual en la que es sin duda la canción más bailable del disco, más pop, suena joven, con un pelín de chulería y divismo que puede llegar a resultar hasta hortera, pero con un comienzo y un estribillo arrollador, una de las mejores canciones del disco y posiblemente de toda su discografía.

Explícame tiene un estribillo pegadizo, que seguro funcionará muy bien en directo, destacan los arreglos de violín y el comienzo de canción que me recuerdan a la serie Vacaciones en el mar, es en detalles como este, rozando el petardeo, donde se puede apreciar que han hecho lo que han querido sin pensar más allá, y en este caso le da a la canción un toque maravilloso. Condicional hipotética es potente, es 100% Strokes, sobre todo por el sonido de las guitarras y la batería y no tiene nada que envidiar a ninguna de las composiciones de los neoyorkinos.

El disco se cierra con Enhorabuena eres el que tiene más, una especie de canción pachanga con otra critica a la sociedad consumista de fondo, es sin duda la peor canción del disco y quizás no ha sido la mejor forma para cerrar este trabajo, pero uno no puede ni debe olvidarse de las 10 canciones anteriores.

Formar parte del negocio de la música independiente y ser de Granada no es nada fácil, siempre tendrás la sombra alargada de grupos referentes como Los Planetas o Lagartija Nick, pero Lori Meyers han ido poco a poco deshaciéndose de esa sombra y han conseguido hacerse un hueco, y de grandes dimensiones, dentro del panorama pop nacional. Cuando el destino nos alcance es un excelente disco, con el que han pretendido dar un paso hacia adelante en su carrera, han apostado fuerte y han ganado, y sobre todo han conseguido desarrollar en 11 cortes todo lo que les apetecía hacer, aunque no todo el mundo haya compartido esa idea con la misma ilusión. Su productor Sebastian Krys les dijo durante la grabación del disco que “los discos no se terminan, se abandonan”, pues yo por si acaso este no pienso abandonarlo, porque sé que tengo Lori Meyers para rato.

miércoles, 28 de julio de 2010

40 años buscando a Eva María...

Si tuviera que decir cuál es el primer recuerdo que tengo de la canción del verano, o mejor dicho, cual es la primera canción del verano que recuerdo, sin lugar a dudas es a María Jesús y su inseparable acordeón, cuando nos hizo bailar a todos los españoles al ritmo de su machacón e incansable Baile de los pajaritos. La otrora musa de los jubilados españoles amenizó mis vacaciones en Alicante aquel verano de 1981 y me sirvió para empezar a tener conciencia de un fenómeno que se ha ido repitiendo año tras año sin excepción.

Para empezar yo creo que el término "Canción del verano" no es del todo correcto, hay tantas canciones del verano como personas, es una expresión que creo que se utiliza mal ya que la canción del verano debería ir asociada a una persona, un momento, un lugar o una situación en concreto. Sería mucho más acertado decir ¿Cuál es la canción que te viene a la cabeza cuando recuerdas aquel verano? Aun así, siempre hay unas cuantas canciones que ya desde Marzo o Abril empiezan a aparecer en emisoras de radio o anuncios de tv y que nos avisan de que durante los meses de estío retumbarán una y otra vez en nuestras cabezas.

Podemos decir que el fenómeno de la canción del verano en España nace a mediados de los 60, coincidiendo con la explosión del turismo en España y el boom ocupacional de todas las playas y costas de nuestra geografía. Es en el año 1965 cuando la desconocida hasta entonces Canción del Verano empieza a tomar sentido, ese verano, Johnny & Charley Kurt, un dúo llegado del norte de Europa de éxito tan fulminante como fugaz, consiguieron que todo el mundo aprendiera a bailar el archiconocido “Izquierda, izquierda, derecha, derecha…”, efectivamente se trataba de La Yenka, y con esta canción de dudosa calidad y de coreografía no muy complicada se instauraba una moda que continúa 45 veranos después.

A partir de La Yenka y hasta nuestros días han sido infinidad de canciones las que han acompañado nuestras vacaciones y nuestros meses de calor año tras año. En la década de los 60 y principio de los 70 el protagonismo de estas era casi indiscutiblemente patrio. Los grupos españoles de moda en aquella época se las ingeniaban para un año sí y otro también sacar ese hit pegadizo en verano que les hiciese ocupar las listas de éxitos. A esta prolífica etapa corresponden joyas de la música pop española como Black is Black de Los Bravos, Flamenco de Los Brincos, Si yo tuviera una escoba de los Sirex, Vacaciones de Verano, Cuéntame, La fiesta de Blas o Eva María de Formula V (en la foto), Es muy fácil de los Mitos, Maria Isabel de Los Payos o Un rayo de sol de Los Diablos.


Muchos de estos grupos han sido en ocasiones infravalorados o simplemente se les ha encasillado como grupos de verano, pero han sido y serán parte fundamental de la historia de la música moderna en España, es más, no creo que haya ninguna canción pop hecha en España como el Black is Black de los Bravos, o muy pocos grupos con una discografía tan completa y repleta de éxitos como la de Formula V.

Pero los años 70 transcurrían y la hegemonía de los grupos españoles, sobre todo Formula V y Los Diablos, iba desapareciendo. Era una época de alteración en nuestro país, España estaba abocada a un cambio político, algo que también parece que influyó a la música en general y a la Canción del Verano en particular. A los cantautores y a la canción protesta , tan presentes en los años 70, se les tenía que buscar un competidor y los sectores más reaccionarios pensaron en algo típico español, y que mejor que el pasodoble y Manolo Escobar, que en 1973 se convirtió en el éxito del verano con el hoy todavía omnipresente ¡Que viva España! o Peret y su rumba que hizo lo mismo un año después con Canta y sé feliz.

Con la muerte de Franco, y con los cambios que en el país se produjeron, se cerraba una época, tanto en lo político, como en lo musical. A partir de 1975, la Canción del Verano ya no volvería a ser la misma. Los grupos y solistas españoles pasaron a un segundo plano y la música procedente del extranjero, principalmente las baladas italianas y los primeros hits de sonido dance, ocuparon las primeras posiciones de las listas de éxitos. A esta época pertenecen las baladas Jardín prohibido de Sandro Giacobbe o Gloria de Umberto Tozzi y la discotequera Born to be alive de Patrick Hernandez. Pero los verdaderos protagonistas de este cambio son dos personajes claves de la canción estival, la italiana Raffaella Carra y el rey del verano Giorgie Dann. Entre los dos se bastaron y sobraron para repartirse los éxitos veraniegos de finales de los 70, por parte de la italiana, con Rumore, En el amor todo es empezar, Fiesta o Hay que venir al sur y de principios de los 80, por parte del francés, con canciones como El Bimbó, Macumba, Carnaval, Carnaval, El Africano o El Chiringuito, todas ellas cumplían la receta mágica del éxito veraniego: estribillo pegadizo y coreografía fácil.

La consolidación de la democracia y la pro actividad de la juventud de finales de los 70 y principios de los 80 trajo consigo un resurgir de la música española, a esto también ayudo un fenómeno muy importante para la música de este país como fue la Movida Madrileña, un boom desmedido por todo lo moderno en un claro intento de ruptura con las normas establecidas en el pasado. Grupos como Alaska y sus Pegamoides con Bailando o Radio Futura y su Escuela de Calor devolvieron a la música española el dudoso titulo de reina de la Canción del Verano, compartido eso si, por los éxitos de música disco procedentes sobre todo de Italia y Alemania. Canciones como Brother Louie de Modern Talking, Call me de Spagna o La Dolce Vita de Ryan Paris se convirtieron en número uno en nuestro país, algo que en la mayoría de las ocasiones no ocurría en sus países de origen.

Las canciones del verano nunca se han caracterizado por ser obras maestras, no se trataba de eso, y salvo algunas honrosas excepciones no dejaban de ser canciones simples y facilonas más orientadas al baile y al cachondeo que a otra cosa, pero con la finalización de la Edad de oro del pop Español a finales de los 80, el Aquí no hay playa de The Refrescos sería la última muestra de este movimiento, la poca calidad de las mismas se ve acentuada con un fenómeno que invade las listas de éxitos españolas durante toda la década de los 90 y que todavía continua: La música latina en todas sus variantes. Y es que personalmente creo que desde los años 90 a esta parte sería incapaz de escuchar alguna de estas canciones en algún sitio que no fuese un chiringuito de playa tomándome una cervecita bien fría. A este "selecto" grupo de "temazos" pertenecen clásicos de la chancla y la toalla como Ven, devórame otra vez de Lalo Rodríguez en 1988, Lambada de Kaoma en 1989, María de Ricky Martin en 1994, El tiburón de Proyecto Uno en 1995, Salome de Chayanne en 1998 o atentados musicales como La Bomba de King Africa o el Papi Chulo de Lorna.

Pero no podemos solo criticar a la música que viene del otro lado del atlántico, en nuestro país llevamos los últimos 20 años haciendo "joyitas" verano tras verano. Muchas de ellas por lo menos han servido para incrementar el repertorio en fiestas de pueblos y similares como La luna y el toro de Los Centellas, El Tractor Amarillo de Zapato Veloz o El Corral de El Koala, y otras muchas han servido para hacernos bailar a todos en garitos a altas horas de la noche, en bodas, bautizos y comuniones, porque que salga el valiente que alguna vez no haya bailado La Macarena de Los del Rio o El Asereje de las Ketchup… asi somos en este país.

Y asi vamos llegando a nuestros días, en los que el reggaetón y los politonos nos han invadido, en los que excentricidades tan pintorescas como el Dragostea din Tei de los rumanos O-Zone o nuestro más ilustre representante en Eurovisión, Rodolfo Chikilicuatre y su Chiki, Chiki se hacen un hueco en las listas de éxitos veraniegos. No me quiero poner nostálgico, pero muy lejos quedan aquellas pinceladas de buen pop de mediados de los 60, definitivamente la canción del verano ha seguido por otros derroteros, sobre todo en los últimos años.

Son muchas, 40 años dan para mucho, y seguro que se me olvidan algunas de las que ahora mismo os estáis acordando, pero por lo menos nos ha servido para hacer un recorrido por la música playera de las últimas décadas. Algunas eran buenas canciones y han perdurado, otras regulares y se olvidan de un año para otro y muchas de ellas son auténticos bodrios que pasado el tiempo nos arrepentimos de haber cantado y bailado, pero la canción del verano es lo que tiene. ¿Y este año? Este año no hay ninguna discusión, este año solo hay una canción del verano, que será la de muchos veranos, quien me iba a decir a mí que se me iban a poner los pelos como escarpias cada vez que escuchase a… Bisbal!!! Pero así es, y es que es oír los tambores del principio y acordarme de Iniesta… pero eso es otra historia.